Ciertamente es una pena tener que gastar dinero en armas, pero cuando luchas por el socialismo entre tiburones capitalistas no hay más remedio que protegerse ante las seguras agresiones que tarde o temprano se recibirán.
En este caso se trata de al menos tres submarinos Project 636 y cañones antiaéreos ZU-23-2. Armas rusas, porque desde que los EEUU dejaron de vender repuestos para las armas que se les habían comprado años atrás incumpliendo los contratos no es conveniente hacer nuevos negocios con semejante basura imperial. Por poner un ejemplo, los F -16 de los que dispone Venezuela pueden volar gracias a la asistencia de técnicos iranís, de no ser por ellos esas máquinas millonarias se estarían pudriendo en los hangares.
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