viernes, 12 de noviembre de 2010

Sólo quería trabajar


No se puede ser tibio con la burguesía. Algunos de mis seres queridos me acusan de radical en lo político por mi clara postura de confrontación con el capitalismo y sus excelsos representantes y beneficiarios. Les respondo que sí, en efecto soy un radical, pero no por placer, no porque me gusten los conflictos, se trata simplemente de la respuesta lógica tras conocer el proceder de la burguesía y las consecuencias que se derivan de él para las mayorías.

En España tenemos un ejemplo claro, no hace falta visitar el tercer mundo para presenciar casos dramáticos. Con más de cuatro millones de parados y con unos servicios sociales que dan pena las consecuencias de la crisis económica empiezan a pasar caras facturas a muchas familias.

Valga el siguiente ejemplo:
Un obrero en paro se suicida

Es muy posible que ni el Presidente del Gobierno, ni la ministra de Economía ni el Presidente de la Generalitat lean esta noticia. El resto deberíamos difundirla a todos nuestros correos. Por M.P. Un vecino de Hospitalet de Llobregat se suicidó este jueves en plena calle tras haber sido desahuciado con su familia hace una semana de una vivienda de protección oficial en la que vivían de forma ilegal. Según una información de La Vanguardia, M.P., casado y con una hija menor de edad, vivía desde hace nueve meses ocupando "de patada" un piso vacío de protección oficial. La familia se convirtió en okupa después de haber agotado el paro y no poder pagar el piso de alquiler en el que residían. Tras la orden de desahucio, M. P. decidió quitarse la vida ahorcándose en el parque de las Setas, situado en la calle Can Trias de l'Hospitalet de Llobregat.

Según apunta el rotativo catalán, la víctima se dedicaba al sector de la construcción hasta que la crisis le condujo al paro. Una vez agotada la prestación por desempleo, pasó a cobrar una pensión de unos 300 euros. Tras conocer la orden de desahucio, M.P. se personó esta semana en el Ayuntamiento de la localidad para pedir que realojaran a su familia en un albergue, pero los servicios sociales del consistorio denegaron su petición. Antes de tomar la fatídica decisón, el fallecido intentó en dos ocasiones -la última el mismo día del suicidio- reclamar una demora de un mes en la ejecución del desahucio. Al no obtener una respuesta satisfactoria, a las cinco de esta tarde salió con una cuerda de la vivienda que ocupaba" y se ahorcó, a pocos metros del piso que en unas horas iba a tener que abandonar por la fuerza.

El presidente de la asociación de vecinos del barrio aseguró que, poco antes de suicidarse, la víctima le había llamado por teléfono para transmitirle su desesperación: "Me ha llamado muy nervioso, diciéndome que se había tomado unas pastillas, yo he intentado calmarle y le he dicho que me esperara en la plaza para hablar sobre su situación e intentar encontrar una solución al problema, pero he llegado demasiado tarde", contó.

Insurgente


Descanse en paz amigo. Es triste que los nuestros tengan que llegar a esos niveles de desesperación mientras banqueros y grandes industriales no saben ya en qué paraíso fiscal esconder sus fortunas.

¿Quién es el radical? ¿Quiénes son los fanáticos? ¿Los que queremos el bien para nuestros semejantes o los que les arrastran a la desesperación y a la muerte?

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