Hace unos días el compañero Rafael decía en un comentario:
"La URSS, desde el principio, caracterizada por preservar el patrimonio histórico, artístico y monumental, así como el lingüístico. Esto último, sobre todo, gracias a Stalin, como atestigua parte de su obra escrita."
Para profundizar en el tema de las lenguas viene bien leer el siguiente artículo, extenso y rico en detalles. Una vez más, sorprende la inmensa tarea que los comunistas soviéticos llevaron adelante con éxito. Un esfuerzo tan inmenso como el que emplean los anticomunistas en difamar los logros soviéticos y su historia en general.
Disfruten del artículo.
El caso soviético en materia de lenguas
Un artículo escrito por Yunus Decherievitch Decheriev, profesor de filosofía y jefe del sector de lingüística social del Instituto de Lingüística de la Academia de Ciencias de la URSS, y Vita Youzovna Mikhaltchenko, colaboradora jefe científica del Instituto de Lingüística de la Academia de Ciencias de la URSS.
En el país multinacional que es la Unión Soviética están representadas cerca de 130 lenguas. Esas lenguas pertenecen a los grupos indo-europeo, turco, fino-úgrico, mogol, ibero-caucásico, paleo-asiático y algunos otros. Cerca del 85 por 100 de la población de la URSS habla lenguas indo-europeas, representadas por los grupos eslavo, iraní, báltico, romano, germánico, indio, así como por la lengua armenia.
El grupo eslavo oriental comprende las tres lenguas más extendidas: el ruso, el ucraniano y el bielorruso, cuyos pueblos forman tres grandes naciones y constituyen cerca de las tres cuartas partes de la población de la URSS. Las lenguas eslavas orientales se acercan bastante en su vocabulario, fonética y orden gramatical. La lengua rusa, la de la nación más numerosa, es la lengua materna de 129.015.000 ciudadanos soviéticos (censo de 1970). La Unión Soviética cuenta con 40.753.000 ucranianos y 9.052.000 bielorrusos. El grupo lingüístico iraní comprende el tadjik, el osetio, el kurdo, el tatio, el talyche, el baluchi, el yagnobi, el balkano, el ichkachimi y el yazgulami, comprendiendo a su vez el grupo chugnanruchan las lenguas de seis pequeñas etnias dú Palmir. El grupo báltico está representado por el lituano y el letón; el grupo romano, por el moldavo; el grupo germánico, por el yiddish, y el grupo indio, por el zíngaro. La lengua armenia forma por sí sola un grupo particular.
El grupo turco en la Unión Soviética comprende cerca de 25 lenguas y dialectos emparentados, hablados por 23.160.000 ciudadanos. Los pueblos turcófonos están diseminados sobre vastas extensiones, desde la frontera occidental del país hasta los confines nordeste de Siberia. La mayoría habita en Asia central, en la región del Volga, en Siberia, así como en el Cáucaso. A pesar de la multitud de lenguas turcas y de su dispersión, la mayor parte ha conservado en gran medida rasgos comunes.
Entre las lenguas turcas se clasifican diferentes lenguas de repúblicas federadas —el uzbek para 9.195.000 uzbekes, el kazakh para 5.299.000 kazakhs, el azerbaidjanés para 4.380.000 azerbaidjaneses, el turkmeno para 1.525.000 turkmenios, el kirguis para 1.452.000 kirguises—, así como lenguas de repúblicas autónomas —el tártaro (5.931.000 tátaros), el tchuvache (1.694.000 tchuvaches), el bachkire (1.240.000 bachkires), el yakute (296.000 yakutes)—. Se clasifican también entre las lenguas turcas el karakolpak, el kumpk, el karatchaevo-balkario, el gagauze, el tuviano, el uigur, el khakasse, el alteo, el nogeo, el chore, el karemio y la lengua de los tártaros de Barabinsk.
Entre las 130 lenguas, sólo 20 poseían su escritura antes de la Revolución: el turco, el ucraniano, el bielorruso, el uzbek, el tadjik, el armenio, el azerbaidjanés, el georgiano, el moldavo, el letón, el lituano, el estonio, el tártaro y algunas otras. La gran mayoría de la población era analfabeta. La tasa de analfabetismo era, sobre todo, elevada entre los pueblos del Asia central, del Gran Norte y del Cáucaso del Norte. E n los confines nacionales del antiguo imperio del zar eran bastante raras las escuelas primarias, por no hablar de las escuelas secundarias y superiores. Así, en 1912, en la región de Samarkanda, en Asia central, sobre los 74.569 niños que contaba la población autóctona, sólo 635, o sea, el 0,9 por 100, iban a la escuela. Casi todas las etnias del antiguo imperio de Rusia se encontraban privadas en realidad del derecho a poseer escuelas donde fuera impartida la enseñanza en la lengua materna.
Después de la victoria de la Revolución de Octubre, se elaboró en el marco de la cuestión de las nacionalidades un programa basado en la total igualdad de todos los pueblos y de sus lenguas. En dicho programa se concedía una especial atención al papel de la lengua materna en la instrucción de las masas. Las resoluciones del X Congreso del PC(B) de Rusia (1921) sobre la cuestión de las nacionalidades fijaban las principales tareas de la lucha por la supresión de la desigualdad nacional de los pueblos. Esos documentos subrayaban particularmente la necesidad de desarrollar la enseñanza tanto de carácter general como profesional y técnica en la lengua materna (en primer lugar, para los kirghiz, los barchkires, los turkmenios, los uzbekes, los tadjiks, los azerbaidjaneses, los tátaros y los daghestanos), en vistas a una formación acelerada de cuadros locales, obreros cualificados y funcionarios de los Soviets y del partido en todos los campos de la gestión, y en primer lugar en el de la educación nacional.
Para llevar a cabo tales tareas, era preciso crear una escritura de las lenguas maternas que estuviera al alcance de todos y que pudiera servir de base a la enseñanza de los niños y de medio de lucha contra el analfabetismo de los adultos. De esta manera fue creada la escritura para 50 pueblos. Se trata principalmente del kirghize, del bachkire, del karatchaevo-balkario, del tuviano, del khakas, del evenk, del naneo, del evenio, del udmurte, del khantyi y otros. La creación de la escritura permitió organizar en las escuelas, y a veces en los centros de estudios superiores, la enseñanza en la lengua materna, lo que ayudó, a su vez, a liquidar el analfabetismo en los plazos históricos más cortos y llevar a cabo al mismo tiempo una verdadera revolución cultural.
Inmediatamente después giró la orientación hacia la enseñanza en lengua materna en las repúblicas, las regiones y los territorios nacionales, hacia la creación de la prensa y el desarrollo de las culturas nacionales en la lengua materna. N o sólo se garantizaba a cada pueblo el derecho a organizar la educación y la enseñanza de la joven generación en la lengua materna, sino que también se aseguraban todas las condiciones para el desarrollo armonioso de las lenguas nacionales.
En la actualidad, tanto las escuelas primarias y secundarias de enseñanza general como las escuelas secundarias y superiores especializadas, funcionan en las lenguas de todas las grandes naciones que han dado sus nombres a las repúblicas federadas (ukraniano, bielorruso, uzbeke, kazakh, georgiano, azerbaidjanés, lituano, moldavo, letón, kinguis, armenio, tadjik, turkmenio, estonio). Además, en las repúblicas autónomas, la enseñanza escolar es dispensada en las lenguas de los pueblos que las habitan.
En la Federación de Rusia (RSFSR), por ejemplo, funcionan escuelas nacionales donde se da la enseñanza en 47 lenguas, comprendido el ruso. E n las diferentes regiones, la enseñanza de la lengua materna dura de tres a diez años, según el grado de propagación de la lengua y el número de escolares. En todas las repúblicas autónomas de la Federación de Rusia, en las regiones autónomas y en el distrito nacional de los komis y de los permiaks, la lengua materna y la literatura son enseñadas durante diez años, desde el 1.° hasta el 10.° E n Tataria y en Bachkiria —repúblicas autóctonas integradas en la R S F S R— todas las materias de enseñanza general son estudiadas en la lengua materna durante todos los años escolares, y durante ocho años en Yakutia, en Tuva y en Buriatia. En las escuelas de las pequeñas etnias del Norte, la lengua materna es estudiada durante cuatro años, comprendida la clase preparatoria.
En los primeros años, la cuestión de los cuadros enseñantes para las escuelas nacionales se planteaba con la mayor agudeza: para bastantes pueblos no rusos, esas escuelas se encontraban sólo en vías de creación y no poseían, por tanto, maestros. Para ellas fueron creados institutos pedagógicos y de instrucción pública. En numerosas ciudades fueron abiertos cursos acelerados donde los futuros maestros aprendían, entre otras, la lengua materna, etnografía, historia y literatura nacional.
Con el fin de preparar a los enseñantes de las escuelas nacionales, se organizó en 1925 una sección nacional en el Instituto pedagógico de Kazan (udmurte, marii, tchuvache), una sección mordve en la Universidad de Saratov, una tercera, buriata, en la Universidad de Irkkust.
Hoy, cada una de las 15 repúblicas y de las cinco regiones autóctonas que forman parte de la Federación de Rusia, posee en Universidades e Institutos pedagógicos cátedras que forman a maestros de lengua materna y de literatura nacional, así como a maestros de escuelas primarias. Los pedagogos que enseñan la lengua materna en las clases primarias son igualmente formados en cerca de 50 escuelas pedagógicas de la RSFSR.
Todas las repúblicas y regiones autóctonas poseen institutos de investigaciones de lengua, de literatura y de historia. H a sido creado un instituto de investigación para las escuelas maternas y que posee filiales en Tartaria, Bachkiria, Yakutia y Tchetcheno-Inguchetia.
Han sido publicados en lenguas nacionales manuales y material didáctico para los centros secundarios y superiores, así como diccionarios de diferentes tipos. A título de ejemplo, puede citarse la RSS de Kirghizia, donde se ha puesto a punto, en sus grandes líneas, la transición hacia la enseñanza secundaria universal en lengua materna. Antes de la Revolución, el pueblo kirghiz no poseía escritura. En 1920, de los 833.000 habitantes de Kirghizia, 745.000 no sabían leer ni escribir. En todas las etapas de la edificación de la escuela soviética en Kirghizstan se tuvo constantemente en cuenta la composición multinacional de la población; hoy, la república cuenta con cerca de 1.000 escuelas kirghizes, con más de 300 escuelas rusas, con 100 escuelas, aproximadamente, uzbekes y varias escuelas tadjikes. Según la composición de los efectivos, hay numerosas escuelas que son multinacionales, y es por esta razón que la enseñanza es dispensada en las mismas en varias lenguas.
Tanto en ciertos centros de estudios superiores de Kirghizia como en las demás repúblicas federadas funcionan dos secciones: una donde la enseñanza es impartida en kirghiz y otra donde es impartida en ruso.
En numerosas repúblicas autónomas con población polífona, la enseñanza no es impartida en lenguas maternas más que en las escuelas primarias. Así, por ejemplo, la escuela primaria udmurte funciona actualmente en udmurte, pero en la escuela secundaria la enseñanza se dispensa en ruso y la lengua udmurte es enseñada como asignatura.
La enseñanza está organizada de manera análoga en las escuelas nacionales del Daghestan polífono, de las repúblicas autónomas de los Dordoves, de los Komis, de los Mariis y de algunas otras repúblicas y regiones autónomas.
En cuanto respecta a la enseñanza en lenguas de etnias poco numerosas del Extremo Norte, de Siberia y del Extremo Oriente, aquélla es organizada según las condiciones locales. Así, el naneo —lengua cuya escritura es joven y que no es hablada más que por 10.000 personas, según el censo de 1970— era durante los años cuarenta la lengua de enseñanza en las escuelas primarias naneas. Pero a medida que el nivel de instrucción general y de la cultura de la población se elevaba, los naneos experimentaron el deseo de que la enseñanza en sus escuelas nacionales fuera impartida en ruso. Hoy en día el naneo sigue siendo enseñado como asignatura en las escuelas primarias naneas, y se publican en esa lengua periódicos, obras literarias y de divulgación científica. Igual ocurre con la lengua de los Tchuktches, con el evenk, el esquimal, el nenetz, el mansi, el khanty y otras lenguas de reciente escritura de pequeñas etnias.
Existen también en la Unión Soviética lenguas sin escritura de etnias y grupos étnicos muy poco extendidos y que no son habladas más que por algunos cientos o miles de personas. Por ejemplo, el gunukh, en el Daghestan, que no es hablado más que por cerca de 200 personas; el budukh, en Azerbaidjan, por cerca de 3.000. Los que hablan esas lenguas, y que son generalmente bilingües, no pretenden tener una escritura, dado que los habitantes que hablan cada una de ellas son muy poco numerosos. E n los centros primarios, secundarios y superiores hacen sus estudios en ruso o bien en las lenguas de las grandes naciones entre las que viven.
Dadas las particularidades del desarrollo histórico de los pueblos de la Unión Soviética, la lengua rusa se ha convertido en el idioma de contacto entre las naciones socialistas y también, naturalmente, en la lengua de contacto y de cooperación de todos los pueblos de la Unión Soviética, así como en un medio de iniciación de cada nación a la cultura y a las realizaciones de otras naciones socialistas y a la cultura mundial.
En la Unión Soviética no existe una lengua oficial del Estado. E n el campo lingüístico, la igualdad de todas las lenguas constituye la piedra angular de la política llevada por el Estado soviético, en la que todo ciudadano tiene el derecho de dirigirse en todo establecimiento de Estado o en toda organización social en su lengua materna. V . I. Lenin criticaba a aquellos que querían que la lengua rusa fuera declarada lengua de Estado. Respondiendo a los liberales, escribía en el artículo «¿Es precisa una lengua oficial obligatoria?»: «Sabemos mejor que vosotros que la lengua de Turgueniev, de Tolstoi, de Dobroliuvob, de Tchernychevski es grande y poderosa... Y deseamos, por supuesto, que cada habitante de Rusia tenga la posibilidad de aprender la gran lengua rusa.
»Hay una sola cosa que no queremos: la obligación. N o queremos empujar a la gente a garrotazos. Por más que enfiléis bellas frases sobre la "cultura": instaurar una lengua oficial obligatoria es meterla en la cabeza por la fuerza».
La actual vida lingüística de la Unión Soviética está caracterizada por el desarrollo de un proceso que tiene dos aspectos: por una parte, el desarrollo de lenguas de los pueblos de la U R S S ; por otra, un amplio conocimiento y empleo del ruso como lengua de contacto entre las naciones, en las diferentes esferas de la vida de los pueblos. Este fenómeno, que es llamado «bilingüismo nacional ruso», es el tipo principal de bilingüismo en la U R S S , engendrado por el carácter específico del régimen socialista y por la resolución marxista-leninista del problema de las nacionalidades. El ulterior desarrollo del bilingüismo y de la lengua de contacto entre las naciones caracterizará a continuación la vida lingüística de los pueblos de nuestro país. El programa del P C U S subraya que el partido «continuará garantizando el libre desarrollo de lenguas de los pueblos de la U R S S, la plena libertad a cada ciudadano de la U R S S para hablar, educar e instruir a sus hijos en toda lengua, sin tolerar privilegio alguno, ninguna limitación u obligación en el empleo de tales o cuales lenguas». Subraya al mismo tiempo que, «paralelamente a la lengua materna, el proceso de estudio benévolo de la lengua rusa tiene un alcance positivo, ya que facilita el intercambio recíproco de la experiencia y la iniciación de cada nación y de cada etnia a las realizaciones culturales de todos los demás pueblos de la U R S S a la cultura mundial».
La lengua rusa y las lenguas locales de los pueblos de la U R S S se completan en un sentido funcional. La lengua rusa garantiza las necesidades comunes de los soviéticos: los contactos, los intercambios de riquezas culturales, al mismo tiempo que las lenguas nacionales garantizan las necesidades de las diferentes naciones y etnias de acuerdo con su propia idiosincracia.
La literatura y las artes nacionales tienen un poderoso desarrollo en los países de los soviets, donde se lleva a cabo una gran actividad para los intercambios de riquezas culturales entre los pueblos. Más de 200 ediciones centrales, a nivel de repúblicas, de territorios y de regiones, publican anualmente centenares de millones de libros en ruso y en otras lenguas de los pueblos de la U R S S. Desde 1918 a 1961 fueron publicados en la U R S S 1.669.000 libros y folletos en una tirada total de casi 25.000 millones de ejemplares, en 138 lenguas. Tanto las obras de la literatura rusa mundial, como las obras de autores clásicos del marxismo-leninismo, las publicaciones técnicas y científicas, aparecen traducidas en las lenguas nacionales. Se presta gran atención a la publicación de traducciones en ruso y en otras lenguas de los pueblos de la U R S S de obras no sólo de escritores nacionales notables de Ukrania, Bielorrusia, Letonia, Georgia, Kazakhstan y otras repúblicas, sino también de jóvenes autores pertenecientes a pequeñas etnias, tales como los adygeos, los avars, los nenets, los lezghines, los tchuktches y los tuvianos.
Las riquezas científicas y literarias de cada pueblo se convierten así en el patrimonio de todos los pueblos soviéticos. D e tal manera, el proceso de recíproco enriquecimiento de las culturas nacionales contribuye al fortalecimiento de la cooperación fraterna y de la unidad moral y política de la sociedad socialista, no sólo en extensión, sino que, más todavía, en profundidad.
Pues mira, en el aspecto educativo, podríamos decir sobre la Federación Rusa en relación con la antigua URSS que, en una gran medida, quien tuvo, retuvo.
ResponderEliminarMagnífico post. Muy destacable.
Salú y gracies, collacia.
No sé cómo estará hoy la educación por allí. Sobre todo por las zonas alejadas de las grandes ciudades no creo que esté al mismo nivel.
ResponderEliminarGracias a ti.
Salud!!