Game over

La burguesía anda desatada, con la melena suelta, la falda corta y un liguero que hace las veces de látigo. Lo que está ocurriendo es muy grave. Esas "propuestas" que nos llegan desde Cataluña son serias, pero muy serias. Si de eso que llaman Estado del bienestar apenas teníamos la sanidad... vayan olvidándose. Ya se habla sin miedo de privatizarla, y dejar la pública como una especie de sanatorio para trabajadores, aunque naturalmente la burguesía lo adorna. Lo mismo que ocurre con la educación, que la han arruinado hasta convertirla en lo que es hoy, que los padres si se lo pueden permitir les pagan a sus hijos colegios privados, ni se lo piensan. Parece que también les molesta el empleo público, y esa tarta se la van a entregar a los siempre respetables y eficaces empresarios. En 2012 no van a convocar ni una plaza, piensan eliminar complementos salariales y echar a buena parte de los interinos. También, como no podía ser de otra manera, van a subir el precio de todo, desde la gasolina hasta las tasas universitarias pasando por el agua, la luz... en fin, todo.

La burguesía española es la misma mierda, los hay que las distinguen, y piensan que los ricachos catalanes son "más europeos" (no sé por qué se usa eso de "europeo" como un piropo, el fascismo es tan "europeo" o más que las estereotipadas sociedades del bienestar escandinavas) que esos atrasados españoles. Ni hablar, son la misma mierda. Igual que la burguesía vasca y demás.

En la Españeta no va a quedar ni un puente en pie. Me refiero a los festivos, sobre los otros han dicho que vamos a tener que pagar una tasa por usarlos. Uno de los pocos placeres que existen en el capitalismo es precisamente no trabajar en el caso de tener empleo. Por eso nos gustan tanto los fines de semana y las fiestas. Y es que hay que estar enfermo para echar de menos el trabajo explotado, pero francamente enfermo. Quitarse de encima aunque sea durante unas horas a tu jefe y al pelota chivato de tu compañero es una delicia. O era una delicia, ya lo dice la CEOE, eso de los puentes es una locura inaceptable. La patronal también ve a nuestros ridículos salarios como una locura inaceptable, y están pidiendo al pelele de Rajoy que los baje. Eso de mileurista es ya una meta, la gente va por la calle orgullosa de ser mileurista. Cuando un mileurista pasa los transeúntes murmuran y señalan. El mundo será de los mileuristas. Nuestras madres presumirán ante las vecinas de sus hijos mileuristas. Nuevos conceptos, como por ejemplo "precario", son puros fósiles de la posmodernidad, que es otro fósil. La gente si se sigue pensando como precario es simplemente porque le da vergüenza llamarse pobre. Son muchos años de propaganda contra los pobres. Mucho tiempo convenciendo a la ya escuálida clase media de que el pobre merece pagar sus culpas por tonto, vago o lo que sea.

El otro día vi en el telediario una noticia muy significativa de lo que está sucediendo. Una multitud de mujeres hacían cola para ver a una monja con la esperanza de que ésta les facilitase un empleo. Ni siquiera valen ya las fulanas ETT, volvemos al modelo de caridad cristiana. Si quieres comer te vas a Cáritas, y si quieres trabajar pregunta al cura, que seguro que conoce a los ricachos de la zona y puede apañar algún curro de jardinero o doméstica. Tanta cháchara posmoderna por parte de los sicarios de la academia y sus palmeros para terminar con la aburrida, decimonónica y vulgar pobreza de toda la vida. Aunque esta gente no se rinde, y ahí siguen publicando artículos sin parar para intentar convencernos de que eso del marxismo y el leninismo ya no sirven para transformar la sociedad. Se dicen como mucho "marxianos", marxistas nunca, antes la horca, marxianos con algunas gotitas de un yo qué sé muy nuevo y reciente. En este momento deberían estar escribiendo artículos de agitación y propaganda contra la burguesía y el capitalismo, pero no, hay que dirigir las fuerzas contra los comunistas.

De pequeño iba a las salas de juegos. Cuando perdía y se acababan los créditos, es decir, la pasta, aparecían en pantalla unas letras en inglés que decían GAME OVER. Segundos después salían otras letras intermitentes que decían INSERT COIN. Bueno, pues ya no hay "coins" que valgan. O mejor, nosotros ya no tenemos "coins" ni perspectivas de tenerlos, solo un enorme y despreciable GAME OVER. Si, nosotros. Y nosotros no somos el 99% por mucho que ahora se haya puesto de moda. Hay todavía un respetable porcentaje de la población que sigue echando monedas a la máquina con mucho gusto y que mientras pueda seguirá haciéndolo. Peor incluso, se pondrán en nuestra contra si intentamos impedir que la máquina que nos arrastra a la miseria siga funcionando. Usted, que es uno de los nuestros, no tiene monedas ni las tendrá. Usted ha caído o caerá en manos de la caridad, ya sea la cristiana, la atea o la familiar. A usted le robaron o le robarán uno de los más preciados tesoros, una vida con dignidad, una vida que merezca la pena ser vivida. Tendrá que arrastrarse para lograr un ganapán. Sus hijos ni siquiera tendrán la oportunidad de estudiar, pues está en marcha un apartheid burgués que los condenarán desde la cuna, tal y como pasa en la mayor parte del planeta. Usted y los suyos morirán de enfermedades curables, porque la atención que recibirán será para cumplir trámites. Todo lo que hasta hace poco paliaba los efectos de la pobreza desaparecerá. Las bibliotecas públicas seguramente comiencen a cobrar por el préstamo, lo que significará que leer poco a poco se convertirá en un lujo. Los polideportivos, los centros de la tercera edad, las ayudas de mera subsistencia... todo, se irá cerrando, limitando o encareciendo.

Esta perspectiva aterradora no hay que ocultarla, pues es muy cierta y está ya muy cerca para ser negada. A fin de cuentas es lo que siempre hemos dicho, pero ahora no se escuchan risas de fondo como antes, tampoco nos dedican miradas de incredulidad, ahora la gente empieza a prestar atención, no es que vean las orejas al lobo, es que tienen al lobo a unos pocos centímetros y pueden oler su pestilente aliento. Los que antes no se reconocían se reconocerán. Se sabrán parte de lo mismo pues su suerte es la misma. Y es ahora, precisamente ahora, cuando más claro y alto hay que señalar el camino, y ese camino no es otro que el socialismo.

El socialismo significa vivienda, sanidad, educación... El socialismo es formar parte de la sociedad, no como una pieza subalterna, sino como parte imprescindible de ella. Socialismo es tener futuro, disfrutar con los logros de otras personas pues sabes que dichos logros redundarán en una mejora de todos y no en un vulgar beneficio para un puñado de explotadores. Socialismo es cooperación, pues así hemos sobrevivido durante la mayor parte de nuestra existencia como especie y así sobreviviremos, es la naturaleza humana, y no esta aberrante competición amañada en la que nos han metido. Socialismo es tener hijos si lo deseas sin tener que mirarse la cartera antes. Socialismo es tiempo libre para disfrutar de los tuyos, caminar, leer, estudiar una segunda carrera, escribir, pintar, charlar, descansar... Socialismo es trabajo liberado. Paz y no guerra. Vida y no muerte. Socialismo es ilusión en el futuro. A fin de cuentas, socialismo es la felicidad para nuestros iguales, los trabajadores.

No existen paraísos, y desde luego nadie nos va a regalar el socialismo. Pero tampoco hay atajos ni terceras vías. Se trata de escoger entre la muerte y la vida, entre la indignidad y la dignidad, entre la burguesía y el proletariado, entre la barbarie y el socialismo. No nos dejan otra opción, y esto no lo digo yo sino los señores burgueses, y quien todavía lo dude que lea los periódicos o que encienda la televisión. Ante semejante órdago no queda más que recoger el guante, y si en el siglo XX se dio la batalla, que nadie dude que lo mismo sucederá en el XXI, pues tan difícil fue entonces como lo es ahora. Con una diferencia, esta vez vamos a ganar.