viernes, 24 de febrero de 2012

Dos modelos. Y encima nos escupen

Por todos es sabido -y quien no lo sepa que se vaya enterando- que caminamos hacia una sociedad de dos velocidades. Una, la de los hijos de la burguesía, los que tendrán educación privada y buenos trabajos. Y la otra marcha, la de los hijos de los obreros, que se las verán para poder terminar sus estudios en un sistema público de caridad y serán carne de minijobs y del cieneurismo permanente. Si bien estas dos "velocidades" ya existen, siempre existieron en el capitalismo, no es menos cierto que se van a agudizar hasta límites insoportables incluso para los más mojigatos partidarios del amor universal y de las comilonas de nubes de algodón con la patronal.

Por lo visto, hoy han embargado a un colegio privado, el Santa Illa de Madrid, al que se le había olvidado pagar unos cientos de miles de euros a la Seguridad Social. Todos sabemos que estos centros andan muy preocupados con la formación en la excelencia, no es raro entonces que a los responsables del centro se les haya olvidado pasar por el banco a pagar. O tal vez, vayan ustedes a saber, la amiga Esperanza Aguirre se retrasó con las subvenciones públicas a los colegios privados. La cosa es que esa empresa de la educación no pagó lo que debía. En principio nada sorprendente, esta gente tiene un negocio y si no paga se le embarga. Pues nada de eso, han paralizado el embargo, les devuelven los muebles y a seguir con el noble negocio de la educación.

Oigan, igual que actúan con nosotros. Ya ni se sabe el número de familias que han sido despiadadamente expulsadas de sus hogares sin ningún miramiento. En los colegios públicos se hacinan los alumnos y siguen recortando las plantillas de profesores, lo mismo da que se tengan que llevar los folios y el papel higiénico de casa para abastecer el centro o que un aula se transforme en un congelador porque no se pagan las facturas de calefacción. En cambio a los señoritos del saqueo privado se les trata de otro modo. No solo tenemos que sufrir esas "dos velocidades", además tenemos que pagarles las facturas para que después nos pisen el cuello. ¿No es maravilloso? "Mi hijo va a un colegio donde solo estudian 150 alumnos, las clases se dan en inglés y chino, y lo mismo hasta aprende a montar a caballo. Y qué cojones, nos lo pagan los obreros".

Se supone que una empresa de la educación en quiebra es una "alarma social", razón por la que les perdonan las pifias "a mitad de curso". Pero digo yo, y a quién carajo se le ocurre dejar la educación en manos privadas. ¿Por qué tenemos que pagar con nuestro dinero a esas empresas de la educación? Esos padres que se lleven a sus hijos a un colegio público. Pero claro, ya no serán 150 alumnos. ¡Pues que se paguen sus pifias y asuman sus asuntos!

También nos enteramos hoy que la asquerosa presidenta de la Comunidad de Madrid tiene pensado ceder el uso por 40 años de un palacete del siglo XIX a la Universidad de Nueva York para que se monte un chiringuito privado al que irán los hijos de los explotadores a estudiar cómo vivir a nuestra costa y parecer respetables al mismo tiempo. Naturalmente si quiebra también lo pagaremos nosotros.

Nota:

Una de las madres que lleva a sus hijos a este colegio afirma ser una trabajadora, dice que no son "pijos". Según informan, los padres se gastan una media de 600 euros al mes en ese colegio privado moroso. Pura clase obrera.

2 comentarios:

  1. Envidioso, si no rechazaras trabajos por estar en otro barrio, también podrías pagarle un colegio privado a tus hijos. :P

    No comparemos, no es igual que echen a cuatro pobres a la calle, total son como ratas, es su ambiente, con que les quiten el cole a los hijos de gente de bien, trabajadora y cristiana.

    ¿y para colmo lo vi en "la sexta" es decir un canal del P$oE, que habrán contado en los del PP?

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  2. jajajaj, lo de la descendencia es más bien un plan de futuro, si es que algún día los tengo, porque lo veo crudo. La cosa es que mientras esa manada de pijos pueden pagar 600 euros o más al mes solo en coles, y eso por cabeza, otros lo de tener un hijo nos suena a un pufo que no podemos asumir.

    La rapidez con la que han devuelto a estos señoritos el mobiliario de esa empresa educativa es admirable. A los trabajadores les llevan hasta batallones de antidisturbios para ejecutar los embargos, y a la puta calle que se van, pero a estos con guante de seda.

    Y además en nombre del "derecho a la educación", manda cojones. Un derecho a la segregación de niños de bien. Pues eso, vamos a pagar todos a escote el elitismo de estos parásitos.

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