martes, 10 de abril de 2012

Pasen y vean

Dicen que lo que está fallando en el Partido Popular es la política de comunicación. Qué ridículos son estos tipos. Naturalmente que les falla la política de comunicación. Yo diría más, ni siquiera hablan. Y no hablan porque no tienen respuestas a las posibles preguntas que les puedan hacer, y no las tienen sencillamente porque no saben qué carajo van a hacer con el pufo que tienen entre manos. En realidad fallan en cualquier política porque ni siquiera tienen estrategia política, ni ideales políticos, ni vergüenza política, ni nada de nada.

No se pierdan a nuestro presidente del gobierno. Sobran las palabras:



¿Se puede ser más pusilánime? ¿Se han fijado en la cara que pone? Como si la cosa no fuera con él. El tipo llega a ser presidente del gobierno, pero y qué, pensará el buen hombre, ¿acaso eso quiere decir que tenga que dar explicaciones de mis políticas? ¡Eso jamás! Más bien parece un niño tonto al que pillaron haciendo pellas y que se escaquea para no tener que dar cuentas al profe. Y lo del pelota que grita eso de "bajar los micrófonos por favor", mama mía, como si fueran pistolas.

Es evidente que el PP es un partido quemado que ni siquiera sabe en qué día estamos. Ahora bien, no podía imaginar tanta ineptitud y tan pronto, tal despropósito en las formas. Uno tiende a pensar que esta gente está bien asesorada, pero ni de lejos. Son una panda de zotes. En realidad son todo fuerza bruta y sobornos, aunque también es verdad que eso no es poca cosa.

El espectáculo que nos espera en los próximos meses será terrorífico, casposo y patético. Lo mismo hasta tenemos que presenciar huidas en helicóptero como en la Argentina quebrada.

2 comentarios:

  1. Es que cada vez que abre la boca, es para cagarla. De momento está dejando que sean otros los que se lleven toda la mierda, después los cambia, los colocan de asesores con sueldos multimillonarios en las empresas que hayan favorecido y a seguir con otros.

    ResponderEliminar
  2. Es un pésimo orador, es que es pésimo todo él. En una sociedad digna, es decir, socialista, este buen hombre jamás podría desempeñar cargo alguno de importancia política.

    ResponderEliminar