lunes, 16 de abril de 2012

Un elefante se balanceaba sobre una testa coronada...

Si el rey no se parte la cadera ni nos enteramos de sus correrías africanas. Por cierto, las cacerías las organiza la princesa Corinna zu Sayn-Wittgenstein, ella y un puñado de empresarios españoles acompañaron al rey en la matanza de fin de semana. Dicen las malas lenguas del reino, que la tal Corinna y el rey son muy amigos. Dicen, qué mala es la gente, que folletean a espaldas de la reina y, por supuesto, a nuestra costa. Nosotros, según los rumores, ponemos el elefante, la cama y el whisky, y el Borbón la campechanía y la cadera, y es que el hombre no está ya para según qué movimientos pélvicos. Desde La Zarzuela informan que el pusilánime de Rajoy estaba al tanto del accidentado viaje de placer del monarca, pero el gobierno se dedica a silbar, como es sabido, es un gobierno que falla en la comunicación. El príncipe Felipe, en cambio, nos lo explica: "ya lo conocéis, es imparable".


La princesa y organizadora de correrías Corinna, un mercachifle inglés y el Borbón en jefe


Tan imparable como el nieto, que ya apunta maneras, si el abuelo practicó tiro al blanco con el hermano, el infante De todos los Santos se dispara al pie. Será que anda lejos en la línea sucesoria, y repetir la hazaña requeriría de una real matanza, y no precisamente de elefantes. Parece que la broma le va a salir carísima al responsable padre Marichalar, que con capa y tal vez con tricornio a juego, tendrá que presentarse ante la pasarela de la Guardia Civil y pagar una multa de 600 euros. Un duro castigo. Imparables también son Urdangarín y su inocente esposa, refugiados en Estados Unidos, y de los cuales apenas se habla ya en la prensa. Desde luego no hay miembro de esta familia que se salve. Hasta la modosita reina, que cada vez que abre la boca sube el precio del pan, razón por la cual se limita a los menesterosos y demás actos protocolares. Lo que pasa que la prensa les cubre las espaldas, al menos lo que pueden, porque llega un momento que la basura rebosa el cubo.

Los hay que ya están pidiendo la abdicación del rey. Ven que la cosa va a peor con la edad, y que lo mismo sigue tropezando a decenas de miles de euros la juerga. No es nada nuevo, pero los tiempos no son propicios para significarse demasiado, y creen que Felipe es un mozo más formal, de los que se quedan en casa con la señora y los hijos. Los obreros desahuciados respirarán mucho más tranquilos sabiendo que en la Jefatura del Estado hay vientos nuevos y moderados. La idea es que despilfarren todo lo que quieran, pero sin escándalos. Yo en cambio creo que Felipe se terminará desatando igual que el padre, es cuestión de tiempo, si es que no lo está ya.

Desde luego esta familia nos brindará momentos gloriosos. Sigo pensando que al rey le va a crecer el pino en la tripa en el peor momento. Veremos. Solo nos queda una cuestión por resolver, ¿habrán emborrachado al elefante igual que hicieron con el oso Mitrofán? ¿O tal vez, por eso de la austeridad, decidieron no compartir la botella?

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