jueves, 8 de noviembre de 2012

Mediocres, cobardes y fascistas

Un artículo sobre la experiencia laboral de varios trabajadores españoles en Alemania:


El artículo no nos sorprende, en este blog lo advertimos cada vez que podemos, la basura de Españoles por el mundo y demás programas similares son propaganda muy bien diseñada, exactamente igual que la cháchara de los voceros de la burguesía, todo enfocado a que el personal se esfume sin hacer ruido, y es que cada trabajador que hoy decide emigrar es un problema menos para quienes gobiernan el cortijo, de ahí que nos animen día y noche. Siempre habrá un paraíso que enseñar a los obreros un poco más allá, sea en Alemania, sea en forma de promesas que nunca llegan a realizarse. Ahora por lo visto toca 2014.

Lo sorprendente del artículo no es lo que relata, de sobra conocido por quienes hemos emigrado a esa Europa tan rica, avanzada y siempre mejor, lo sorprendente son los comentarios, soy incapaz de acostumbrarme a tanta miseria moral. Recomiendo que inviertan un poco de su tiempo en leerlos. El material humano que produce el capitalismo es mediocre, cobarde y fascista, especialmente entre aquellos que se ven a sí mismos como "integrados", ¡incluso cuando han tenido que largarse de su país para ganarse las lentejas! Algunos llegan a ofenderse porque un periódico ha decidido contar la miseria a la que los trabajadores son arrastrados tachando de sensacionalismo lo que no es otra cosa que el pan nuestro de cada día. Solo son capaces de ver el mundo con las gafas de sus explotadores. Un mundo del tamaño de sus ombligos, unos ombligos que misteriosamente creen a salvo

Entiendo y comparto lo de la alienación, lo que no entiendo ni comparto es que incluso encuentren un punto de satisfacción en las desgracias de los demás. Lo siento, pero con unos tipos, sean obreros o no, que a las claras o por debajo nos vienen a decir que la culpa es nuestra y que nos lo tenemos merecido... en fin, quien tenga estómago que se ponga con ello.

14 comentarios:

  1. ¡ estimado X!, a mi me gusta recordar lo que dijo Lenin que la "dictadura del proletariado" tiene que ir dirigida contra la burguesía pero tamabién contra "los obreros corrompidos por la burguesía".
    salud, rafa.

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  2. Yo he emigrado (no a Aemania) y mi historia es mucho mejor de lo que hubiese sido quedándome en España sin lugar a dudas.

    Berlín desde luego no es una ciudad a la que emigrar como hizo este chico, tú emigraste a Irlanda, pero de verdad, ¿a quién se le ocurre? xD, hay que tener un poco de picaresca.

    Saudos de un lector asiduo de tu blog.

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  3. Soy el anterior anónimo, acabo de leer los comentarios y la verdad es que es vomitivo, sobre todo los comentarios de aquellos que se creen "integrados", es realmente sorprendente, pa llorar.

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  4. El capitalismo ha creado monstruos como el tipejo que califica a los que fracasan en Alemania de "débiles mentales". Obreros igualmente explotados que cumplen el papel de mamporreros del poder que venden a su madre por un puñado de lentejas. Jamás oirás un insulto de estos tarados hacia el poder financiero. Y en efecto, disfrutan del dolor ajeno como sádicos que son o han llegado a ser. Muchas décadas sin socialismo tiene estos efectos...

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  5. Rafa: no lo dudo, viendo el percal casi fascista con el que hay que trabajar.

    Piedra: jajajajaj sí, pero habría que cambiar el vestuario, por lo menos la boina por una gorra del Zara.

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  6. Anónimo: no se trata de eso, claro que es verdad que hay personas que consiguen empleos mejores que en su país, así como hay personas a las que no les hace falta emigrar para conseguir un empleo bien remunerado. En los comentarios de ese periódico se hacen juicios sumarísimos contra los trabajadores, se insulta, hay mofas, desprecio… en fin, tú mismo lo has comprobado, a eso me refería. Tal vez sea cosa de la autoestima, por lo general los que emigran echan pestes de su país, no se les ocurre afirmar que ellos "no valen", dicen que su país les cierra puertas. La cosa cambia cuando otros que emigran viven en la miseria, entonces ya no es cosa "del país" sino de los terribles errores del fracasado en cuestión frente al emigrante triunfador e integrado, porque ya se sabe, el que vale vale, si hubieran estudiado chino mandarín todo sería distinto, más o menos lo que afirman quienes son capaces de "integrarse" en España frente a los que se ven obligados a irse. Menos mal que todos ellos son igual de prejuiciosos, un comunista debería entender cómo funciona el mercado de trabajo y los distintos papeles que cumplen los obreros para el capital, incluyendo esos “que no se integran”. Y quienes no son comunistas al menos deberían mostrar un mínimo de empatía y sentido común, por muy alienados que estén, porque lo que se lee clama al cielo.

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  7. Respecto a mi experiencia como emigrante, no escogí el país, eso fue cosa de mi ex pareja, y cualquiera le llevaba la contraria... en el fondo me daba lo mismo un lugar que otro, no tenía como objetivo quedarme allí a vivir de un modo permanente, aunque es verdad que los hay que van por tabaco y no regresan. Como experiencia no estuvo mal, compartir casa con cinco chinos más guarros que la Ramona, y después con tres polacos -una pareja de gays y una gorda repulsiva- todos ellos anticomunistas, te aseguro que no se olvida. Cambiamos de casa porque en la pared de nuestra habitación de la pequeña china crecía un hongo que visto con poca luz adquiría tintes siniestros, además mi ex afirmaba que aquello producía enfermedades. La nueva casa estaba relativamente mejor, al menos no te morías de frío, lo malo era el casero, un puñetero cacique que se atrevía a entrar en mi habitación sin picar, de hecho en una ocasión me pilló metido en la cama y tuvimos un lío de consideración, me levanté literalmente en pelotas y por poco le parto la cara. Allí a esa chuma propietaria la llaman “landlord”, yo le puse el apodo de “landrobber”, y sí, me inspiré en la marca de coche. El muy usurero pasaba todos los viernes a recoger sus dineros, después del incidente no regresó, enviaba a un tipo que resultó ser su hermano.

    Dublín es una ciudad partida en dos por un río, casi una frontera social, a un lado del río viven los obreros, al otro principalmente los explotadores y demás parásitos, a mí me tocó el lado oscuro de la fuerza, donde habitan los hongos y manadas de adolescentes peligrosos denominados “gangs”, se les reconoce porque van vestidos de chándal y con los bajos del pantalón metidos dentro de los calcetines, todo un atentado contra la estética, y mira que me importa un bledo la moda. A mi compañera le aterrorizaban, cuando salíamos de noche me obligaba a ir armado, en concreto con uno de esos martillos de madera que se utilizan como utensilio de cocina. Me parecía ridículo pero a ella le tranquilizaba.

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  8. En el asunto laboral no me fue mal, sobre todo considerando que llegué al inicio de eso que llaman crisis y ya estaban recortando horas y demás. Según me contaron quienes habían llegado años atrás, cuando el gato estaba disfrazado de tigre, encontrar un trabajo era muy fácil. Allí la “oficina del INEM” funciona peor que la española, de hecho cuando llegué pensaba que gestionaban oferta y demanda, pero no, ni siquiera se molestan en hacerlo mal, se limitan a facilitar un teléfono, llamadas gratis para los parados, y también te dejan usar unos ordenadores muy chulos. Eso sí, las ETT son la misma basura, a uno le hacen sentir como en casa, de repente piensas que los irlandeses también tuvieron un político del nivel de Felipe González, uno de esos socialistas preclaros. En dos meses conseguí trabajo. Se me hicieron eternos. Llegué incluso a preguntar por trabajo a esta gente que se coloca en medio de la calle con carteles gigantes de publicidad y hasta para eso había que tener contactos, menudo secretismo que reina en el gremio de los hombres anuncio. En los momentos de flaqueza recordaba las palabras de un búlgaro muy majo que conocí, según él no había de qué preocuparse, si la cosa se ponía fea “patada en la puerta y para dentro”. Por desgracia no pude comenzar mi carrera como delincuente, que se prometía brillante, me tuve que conformar con un empleo de mierda, si bien es verdad que en condiciones mejores que las reflejadas en el artículo de los españoles en Alemania. Mi madre me animaba de dos formas, enviando paquetes de comida y recordándome que Rockefeller empezó vendiendo periódicos. Yo le insistía una y otra vez que no quería ser como Rockefeller, que se limitara a los paquetes, sobre todo por la sidra y el tabaco, esto último es un artículo de lujo en Irlanda, allí escuchas la palabra cigarrillo y echas mano a la pistola tal que Goebbels con la cultura. Como los productos básicos son tan caros te vuelves un poco rácano. Confieso que iba a los supermercados a última hora a comprar pollos asados a mitad de precio, eso cuando quedaban

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  9. Conocí a bastantes españoles, iba a mejorar mi inglés a unas sesiones de conversación gratuitas que se impartían en una biblioteca. De todos los españoles que conocí tan solo uno tenía un trabajo bien pagado, era informático. Había otro que afirmaba que trabajando duro se podía “progresar”. El buen mozo empezó currando en un fish and chips pero después pasó a trabajar “con un ordenador”, en concreto en un puesto de peajes. Se le veía contento y orgulloso, como muchos de los comentaristas de periódico, los cuales tienden a exagerar sus progresos. Otros españoles estaban allí en su segundo intento de establecerse, se ve que nos les bastó con una ración. Incluso los había que llegaron a través de agencias, es decir, pagando por conseguir un contrato de tres meses. En fin, la realidad de los emigrantes era en general bastante precaria, objetivamente hablando, porque hay trabajadores que se conforman con cualquier cosa, como por ejemplo compartir piso eternamente, y efectivamente están contentos. En el plano personal, ya digo, para mí significó una experiencia peculiar y positiva en muchos sentidos, además nunca había viajado fuera de España, fue la primera vez que viajé en avión, por ejemplo. Es verdad que si me hubiera quedado podría haber conseguido un puesto de trabajo mejor, incluso mucho mejor, porque de lo mío había bastantes ofertas, el problema es que requiere un nivel de inglés muy elevado, muy superior del que necesita un informático o un ingeniero. Nada insalvable, ni entonces ni ahora. Las razones de mi regreso fueron más bien de tipo sentimental, por pudor me las reservo, digamos en su lugar que me empezaba a emocionar la versión de Asturias de Víctor Manuel, y eso es intolerable para un comunista, tan intolerable como que unos obreros se mofen de las desgracias de sus iguales. Como en esta vida no se puede descartar nada tal vez termine emigrando de nuevo, por el momento no lo contemplo ni como última opción.

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  10. Jose Manuel: sí, sí, sueltan que no veas por esa boca. Leyendo sus tonterías cualquiera podría pensar que son esos señoritos que daban órdenes a los jornaleros desde el caballo látigo en mano. Si la mayoría de esos chulos de playa son asalariados que pueden quedarse en la calle y a dos velas cuando menos se lo esperen. Ese rencor, ese odio hacia sus iguales cómo cojones lo desarrollaron. Y les encanta el sufrimiento ajeno, disfrutan, algunos intentan disimularlo pero son incapaces, es como si se reafirmaran con él, de algún modo es la única manera que tienen de sentirse superiores. Lo dicho, mediocres, cobardes y fascistas.

    Saludos a todos.

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  11. X (soy el anónimo), muy de acuerdo con lo que cuentas, y descojonante lo del Landrobber (xDDDDD).

    Mi experiencia es que para encontrar un trabajo decentillo entra muchísimo en juego el factor azar, más aún que los estudios que tengas, la mayoría de los que conozco que están bien de emigrados se debe a que pegaron el bragetazo, ni más ni menos.

    Tengo muy claro que tarde o temprano van a entrar en una crisis gorda de superproducción y acabarán sacando plusvalía de forma descarada, como en España.

    Luego en España se está fomentando la idea de que irte para Alemania basta con el inglés, y una mierda.

    Por último yo nunca emigraría a Berlín porque tienen el desempleo altísimo y generan sus puestos de trabajo en los servicios (turismo), lo que es igual a trabajo basura.

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  12. Sin duda para encontrar un empleo en general, y uno "bueno" en particular, en Alemania o en cualquier país, entran en juego distintos factores. Pero como el capitalismo es una sociedad dividida en clases incluso lo que podemos entender como factores personales muchas veces están determinados por factores sociales. La formación de un hijo de la burguesía es bien distinta a la de un hijo de obreros, para nosotros todo son problemas en todos los terrenos. Lo que a un burgués le cuesta un año a nosotros nos puede costar cinco, si es que se logra. Esto se esconde o se minimiza, pero determina más nuestras vidas que cualquier otra circunstancia.

    Saludos.

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