Entre ruinas

Trajes Mariano. Parece el nombre de una tienda de barrio. Me recuerda a Pérez, la tienda donde mi madre nos compraba la ropa cuando éramos pequeños. Claro que toda coincidencia es pura ilusión, mi madre nos compraba la ropa ahorrando con cupones, pero en Trajes Mariano un solo cliente gasta 600 euros en corbatas. Trajes Mariano es, sin duda, una tienda exclusiva, allá las dependientas son más pijas que los pijos, más reaccionarias que los reaccionarios, antes de poner un pie en la puerta ya te han hecho un análisis completo desde el pelo hasta las suelas de los zapatos. Trajes Mariano es una tienda para la gente bien, esto es, bien vestida, de ropa cara. Una tienda para las derechas, los que nunca roban porque ya son ricos.

¿Corrupción? Qué corrupción. La corrupción es un vil rumor, campa aquí y allá, pero nadie sabe nada. Como mucho son unas manzanas podridas, se trataría pues de limpiar el cesto y la transparencia reinará gloriosa. Para eso nada mejor que las investigaciones internas y los juramentos, sean ante Dios o ante Snoopy, al gusto, sin olvidarnos de los grandes pactos entre los grandes partidos, que los corruptos solucionen la corrupción. Al fin y al cabo la corrupción es el capitalismo, y en algunos Estados burgueses han optado por cambiarle el nombre y hacerla legal. Los hay que se conforman con eso, y hacen bien porque no pueden ir más allá. Los burgueses, en el mejor de los casos, solo pueden ocultar la mierda. 

Si la podredumbre en la Españeta se circunscribiese al PP el régimen todavía tendría aire para respirar. Pero no es así, esto no lo levanta ni el duque del empalmado. Es una obviedad afirmar que estamos ante una crisis de régimen. Hace un año afirmar tal cosa sonaba raro, hoy ya no, hasta los palanganeros del régimen hablan de fin de ciclo. La cuestión es qué va a pasar en lo adelante. El PP en estas condiciones no podrá continuar por mucho tiempo en el gobierno. Cuál será entonces el movimiento de la burguesía. Porque la burguesía no es una clase todopoderosa, también cometen errores, también se quedan sin cartuchos, y la alienación sin crédito que corra paralelo tiene un efecto limitado. Bisbal tiene que berrear al mismo tiempo que los bancos, como en los buenos tiempos del pelotazo, pero hoy lo único que suenan son las tripas, el desempleo, la sobreexplotación y los desahucios. Para nosotros no será fácil, para ellos tampoco.