El problema al que se enfrentan
los teóricos del posmodernismo hippie que venimos sufriendo todos estos años no
es otro que la negación de sus fantasías por parte de la cruda realidad. Con
mejor o peor fortuna estamos asistiendo al retomar por parte de la clase obrera
de los procesos de lucha que actualmente se están llevando a cabo. Y eso no
gusta. Algunos incluso se ponen nerviosos:
“Estudiantes e indignados,
contrariamente a esa flipada de los mineros que rula por la red, no sólo
consiguieron echar a los mossos de plaça
catalunya; lo hicieron, además, sin necesidad de cohetes, dinamita, capuchas,
ni toda la parafernalia: puro aikido de la multitud”.
Esta parrafada pertenece a un tal
Raimundo Viejo, y viene incluida en un sibilino artículo firmado por Carlos
Taibo [1]. Del artículo nos ocuparemos después, vamos primero con la parrafada de
indignado Raimundo.
En primer lugar, eso de “flipada
de los mineros que rula por la red” a qué viene. Cuánto odio cabe en una frase.
Siempre lo decimos por estos pagos, en los claustros universitarios anida una
inocultable animadversión hacia todo lo que vista mono azul. No lo pueden
evitar. El señor Raimundo debería saber que si esa “flipada” rula en la red se
debe principalmente al apagón informativo que vienen sufriendo desde que
comenzó su lucha. A los obreros organizados no les envían sus cámaras ni les
hacen campañas gratuitas en las televisiones durante meses. A los obreros no
les publicitan las convocatorias. Más bien al contrario, cuando los medios de
comunicación se decidieron a hablar de la lucha minera -y es que no les quedó
otro remedio- fue para manipular la
información y criminalizarles, algo parecido a lo que hace el señor Raimundo en
su parrafada: ¿dinamita? Hombre, tal vez haya que sacarla a pasear como en el
34, pero hasta hoy ningún minero ha usado dinamita en las protestas, petardos de
los gordos como mucho. Pero lo más grave es que el señor Raimundo se queda en lo
que él cree que es folklore. Donde cualquier persona juiciosa ve a todo un
sector industrial levantado en lucha contra quienes pretenden llevarles a la
ruina, el señor Raimundo solo ve “parafernalia”, nada más que gestos que no
tienen ni comparación con ese gran “aikido de la multitud” que habría logrado
ocupar una plaza previamente desalojada. No tengo nada en contra de los “aikidos
multitudinarios”, pero cuando los aikidos son incapaces de mover a la clase
obrera, esto es, a los que pueden llevar adelante una revolución dentro de un régimen
capitalista, entonces ya me jode más. Los mineros con su lucha han devuelto la
ilusión a muchos de nuestros iguales, pero también, como es lógico, han
despertado no pocas iras. Como en el caso del señor Raimundo y sus fantasías multitudinarias. Recuerdo un
artículo de Negri sobre la “primavera tunecina” y sus ensoñaciones
universitarias, ahora ya no tiene mucho sentido hablar sobre eso, a la vista
está que no eran más que una colección de gilipolleces del mismo calado que las
del tal Raimundo, puro diletantismo académico, antiobrero y anticomunista.
Vamos con Taibo. El profesor
empieza su artículo por la puerta grande, declara su amor a los mineros y su
apoyo a las luchas que éstos están llevando a cabo. Eso sí, como escudo,
después se despacha a gusto.
Ya al final de sus alabanzas
iniciales nos espeta lo siguiente: “Tengo la impresión --la certeza, por mejor
decirlo-- de que las protestas de estas horas apuntan directamente al legítimo
propósito de garantizar salarios y preservar puestos de trabajo. Pero, aunque
no ignoro la delicadísima situación de muchas familias, echo de menos,
inequívocamente, algo más”. Lo que el señor Taibo nos dice aquí es que los
mineros son unos egoístas porque apenas luchan por sus puestos, salarios y,
como diría la reacción, sus prejubilaciones. Como Taibo es un burócrata a
sueldo del Estado siempre se acuerda de ese “algo más” (luego veremos de qué se
trata) mientras que las naderías como el trabajo vienen a ser cuestiones de
baja estofa. Pero da la casualidad de que los obreros, siempre tan primarios
ellos, se organizan en torno a esas tonterías que tienen que ver con el trabajo,
y por tanto el socialismo también, se puede fracasar en el intento pero no hay
otro modo. Desde luego el socialismo no llegará a base de luchar por el
bienestar de las flores y las focas.
Y es que resulta un tanto contradictorio
afirmar que se está con los mineros y al mismo tiempo defender el cierre de las
minas porque ensucian mucho. El problema de Asturias, por ejemplo, no es que
esté sucia. Como diría nuestro amigo JK, “el único plan de futuro que les está
saliendo bien es el de la reserva natural, ya se ven osos rondando pueblos como
no se debían ver desde el siglo XVIII más o menos”. Seguro que Taibo disfruta
como un niño de lo bien conservada que está Asturias, y mejor que va a quedar cuando
se terminen de cargar lo que queda de industria. Ya no habrá entonces obreros “viejunos”
con sus desfasados y egoístas métodos de lucha, los defensores de la multitud
tendrán razón, solo quedarán osos y profesores universitarios que les darán
clase a los hijos de la burguesía que sí que podrán disfrutar del hermoso y
bienoliente paisaje.
Pero naturalmente todo esto es
por nuestro bien, cómo podemos ser tan desconsiderados: “cuántos son los
trabajadores que, a más de mantener viva esa lucha social, muestran conciencia
plena y consecuente en lo que respecta a nuestros deberes con el planeta y con
las generaciones venideras. Todos somos parte del sistema que padecemos, y no
sería saludable que olvidemos que nuestra conducta no siempre está a la altura
de las circunstancias”. Vaya qué cinismo, la lucha social se mantiene
precisamente para que haya un futuro, no es el planeta el que está en peligro,
somos nosotros los obreros los que siempre estamos con la soga al cuello. En
Alemania, por ejemplo, se plantean reabrir minas, en España se plantean abrir
macroprostíbulos, eso sí, muy ecológicos. Coño, si te echas en el sofá y
cierras los ojos se te viene a la mente la encantadora y decrecentista Aldea del Arce.
En otras circunstancias me limitaría a reírme, pero esta gente, que en principio pueden pasar por un grupo de enajenados con ideas supuestamente nuevas, en realidad se dedican a instalar la confusión, y de paso, lo quieran o no, a facilitar argumentos a la misma burguesía que nos condena al desempleo y a la explotación. En Asturias el 15M hoy no existe, y no existe porque los mineros han tomado la delantera. No se trata de discutir con nadie, quien lucha mejor se pone delante, los demás necesariamente tendrán que ponerse detrás. No hace falta pegar gritos ni acudir a teorías artificiales plagadas de complicados conceptos. Necesitamos una reindustrialización para poder trabajar, no necesitamos una “contestación antiproductivista”, necesitamos el internacionalismo proletario, no el “internacionalismo solidario”. Necesitamos, en definitiva, organizar y dirigir a las masas hacia el socialismo. Dicho trabajo tal vez pueda hacerse también con el 15M, eso sí, siempre y cuando echemos de él a los Taibo y compañía, de lo contrario no habrá nada que hacer salvo que simplemente se quieran pasar ratos de verano agradables rodeado de tías buenas en asambleas interminables en las que suele decirse poca cosa cuando no tonterías.
Teniendo en cuenta que lo peor está por venir puesto que la situación económica seguirá deteriorándose, y sabiendo que el capitalismo no puede cubrir las necesidades de la clase obrera, urge por tanto organizar la lucha por nuestros intereses desde el mundo del trabajo, pues ahí está la madre del cordero. Tal vez la defensa de un sector sea menos romántica que otras cuestiones, pero es más vital para nuestros intereses. Extender el espíritu combativo de la minería a otros sectores y ámbitos es perfectamente posible. No hay nada especial en la naturaleza de un minero que le falte a un obrero de la construcción o a un profesor para poder pelear con firmeza. Tampoco se trata de que todos hagan barricadas necesariamente, la verdadera fuerza de los mineros está en que actúan como un todo y llegan hasta el final. Y una experiencia de lucha semejante, en la que se entra en conflicto directo con el enemigo y se conocen sus malas artes, vale más que mil asambleas. En un régimen incapaz de crear trabajo, defender los puestos de trabajo no es una lucha simplemente legítima, es la lucha por el socialismo. En un régimen incapaz de garantizar a los trabajadores un techo bajo el que vivir, la lucha por la vivienda no es una lucha simplemente legítima, es la lucha por el socialismo. La clase obrera no se organiza dando brillantes charlas sino en torno a estas y otras cuestiones concretas. La actual lucha de los mineros bien puede convertirse en un referente eficaz que aglutine al trabajo, aunque a más de uno no le guste.
[1] http://www.kaosenlared.net/component/k2/item/22236-mineros-ecolog%C3%ADa-15-m.html
No defrauda nunca este blog, un saludo.
ResponderEliminar"...ratos de verano agradables rodeado de tias buenas en asambleas interminables en las que suele decirse poca cosa cuando no tonterias". Es la mejor y más brillante definición del 15M que he leido nunca. Verdades como puños. Un saludo
ResponderEliminarSiempre que leo algo del paniaguado individuo ese (me refiero a Taibo) es para exponer alguna coartada trostkista para el régimen liberal burgués. Sea una defensa de la "democratización" por las buenas o a bombazos de algún país (para una vez echo el trabajo sucio lavarse las manos a continuación, lleva haciendo lo mismo años) o sea su divertida teoría del decrecimiento, una justificación que ve hasta un ciego de la desindustrialización antiobrera de los paises más desarrollados. Teoría evidentemente opuesta al socialismo, pues allá donde ha habido un régimen que declare pretender construir el socialismo se ha intentado elevar la producción siempre, no hay más que echar un vistazo al programa electoral de Chávez.
ResponderEliminarCualquiera se da cuenta (y tanto amigos como enemigos se han dado cuenta) de que la resistencia de los mineros es un valor por si mismo, y que los programas políticos corresponde elaborarlos y defenderlos a las organizaciones políticas, apoyando y apoyándose en esa y otras luchas, pero lamentablemente esa es la parte que brilla por su ausencia.
Un saludo desde el paraíso natural, desierto demográfico.
PD La perra que les ha entrado a algunos con el patriarcalismo denota una alergia a la testosterona que parece entrar dentro de la categoría de los complejos personales.
Bueno en reaidad ni la Adea del Arce es decrecentista, en un momento del vídeo que pusiste se ven aflorar casas como champiñones de la nada, como si de un pelotazo urbanístico de tratase.
ResponderEliminarHombre, a lo mejor Taibo se ve más identificado con el juez Klaus
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=LrmdJjz9q8g
Polikarpov: gracias.
ResponderEliminarJose: y además gratis, con la poca pasta que tiene la gente.
JK: no toqué ese tema porque solo hace falta ver a las mujeres de los mineros cómo dan la cara, no parecen esclavas de sus hombres precisamente. Y sí, vaya perra, que lo explique un psiquiatra.
Anónimo: jajajaa, pero surgen del prado, son casas ecológicas. Y además no hay humanos que todo lo destruyen, son conejos y otros graciosos animales.
JK: jajajajajjaja pues sí.
Saludos a todos.