miércoles, 26 de enero de 2011

El consumismo no guiará la ideología de China


La reciente tendencia china a consumir pródigamente se ha convertido en antídoto eficaz para el estancamiento económico global. Por otra parte, la frugalidad, según lo evidencia la alta tasa de ahorro tradicional de China, ha sido responsabilizada como factor de peso en el desequilibrio comercial global.

Según este enunciado, el ahorro es negativo y bueno el despilfarro. La amplia cobertura informativa de la visita de Estado del presidente Hu Jintao a EEUU podría encarnar dicha psicología.

La adoración china al consumismo ya es un hecho. Cada vez son más los observadores que han notado como crece el ansia de consumo individual en el país, acompañada de un ligero declive en las tasas de ahorro. En diciembre, un nuevo libro, titulado “Según va China, así va el mundo”, del escritor doctor Karl Gerth, resume las perspectivas occidentales para el “dragón hambriento.” El Dr. Gerth asevera que China debe moverse en la dirección de EEUU, es decir, del consumismo desenfrenado.

Pero ¿es esta opción realmente promisoria? ¿Se beneficiará China por ese sendero?

China parece no tener ninguna razón para oponerse a esta predicción. Su política económica se ha centrado ya en desarrollar el consumo. Sin embargo, el consumismo no será la tendencia que prime en la sociedad china a largo plazo, pues resulta crucial distinguir las demandas keynesianas del Gobierno de un giro cultural radical hacia el consumismo.

Las ramificaciones del consumismo son socialmente regresivas. Como el mismo compensa emocionalmente el gasto en lugar del ahorro, una sociedad consumista será propensa al estancamiento y en su seno se profundizará la brecha de riquezas. Las investigaciones económicas han confirmado que la carencia de ahorros es la causa principal para la pobreza duradera de una clase social. El consumismo hace prosperar la economía de un país como un todo, pero enajena a las clases sociales y priva a los pobres de oportunidades.

Los valores chinos tradicionales abogan por una sociedad más justa y el socialismo igualitario aún permenece profundamente arraigado en el espíritu del público. Una disparidad de ingresos, que cada vez es más evidente, generará inquietud y comprometerá la estabilidad. Hay estudios que demuestran que aunque la desigualdad de ingresos de China parece moderada, crecen en ella sin parar los sentimientos de privación, indignación e injusticia. Los problemas sociales obligarán al país a reajustarse y dar marcha atrás.

Otro factor que limita el consumismo es la escasez de recursos naturales.

China no puede permitirse maximizar su consumo potencial desatendiendo el medio ambiente, las preocupaciones sociales y las demandas relacionadas con el crecimiento sostenible y sano. El consumismo no puede ser, y no será, símbolo de la identidad social y cultural china.

Pueblo en Línea

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