jueves, 3 de marzo de 2011

Los demócratas checos quieren prohibir al Partido Comunista


Conviene tener muy claro con quién nos jugamos los cuartos. En cuanto leí la noticia se me vino a la mente este extracto de la obra Humanismo y terror, escrita por Merleau Ponty:

"En 1939 todavía vivíamos en la tradición liberal. No habíamos comprendido que la "legítima diversidad de opiniones" supone siempre un acuerdo fundamental y que sólo es posible sobre la base de lo indiscutible. Albert Sarrault dejó marcados perfectamente los límites del liberalismo cuando exclamó en la Cámara: "El comunismo no es una opinión, es un crimen". Hubiéramos podido entrever en ese momento el fondo dogmático del liberalismo, y cómo sólo garantiza ciertas libertades quitando la libertad de elegir contra él."

No ha cambiado mucho desde entonces. A los comunistas solo se les permite ser comunistas en tanto que dejen de serlo, quedándose apenas con símbolos y viejos recuerdos.

En la república checa ya han prohibido a las juventudes comunistas. ¿La razón? Pues que eran comunistas, es decir, que pretendían eliminar la propiedad privada de los medios de producción. Pero parece ser que no les vale con los jóvenes, ahora los conservadores dicen querer ir por todo lo que huela a comunista.

Ya saben señores, los comunistas son criminales, por tanto hay que perseguirlos. ¡Rusia es culpable!

Leer la noticia en Público.

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