martes, 19 de abril de 2011

Una ración de anticomunismo


Hoy aparece una columna en Público firmada por el señor Escudier titulada La encrucijada cubana.

Empieza así:

Los acríticos del régimen cubano han debido experimentar una extraña sensación en el estómago al escuchar a Raúl Castro hacer tabla rasa de todo y confirmar que el paraíso socialista se ha puesto infernal de un tiempo a esta parte. Si el colíder de la revolución abjura de la planificación centralista, denuncia la corrupción, propone, sin excluirse a sí mismo, que los cargos públicos y del partido sólo puedan permanecer en el cargo durante dos mandatos, sugiere que negros, mestizos mujeres y jóvenes están discriminados y se burla del triunfalismo de la prensa afín, habrá que suponer que el sistema ha fracasado en lo económico y en lo político, más allá de cualquier justificación o coartada.

Ciertamente el modo en que el señor Escudier transforma lo que Raúl Castro dijo es sorprendente. De una autocrítica el señor Escudier entiende una rendición, un infierno donde se ningunea a los negros, mujeres y jóvenes, un total fracaso económico y político. Este es uno de los motivos por los que la autocrítica, muchas veces exagerada por los propios comunistas con el objetivo de incitar una reacción positiva, tiende a ser olvidada por miedo a dar armas al enemigo. Craso error.

Para ser un fracaso hay que ver cuánto dura, y no solo eso, dura dando de comer, ofreciendo estudios y salud, ocio y cultura, y por si fuera poco llevando a cabo políticas internacionalistas. ¿Es eso un fracaso? Pues bendito fracaso. Vamos a tener que hacer apología del fracaso, porque el triunfo que nos ofrecen algunos apesta a rancio, hambre, muerte y guerra.

Posiblemente sea demasiado tarde para que los Castro reinventen Cuba, no ya por la infamia del bloqueo o por la disidencia, sino por la numantina resistencia de sus acólitos. Consciente de la esclerosis, el presidente cubano pretende que los burócratas, a los que el mercado negro y la doble moneda les ha permitido vivir como los reyes del mambo a base de comisiones y latrocinios diversos, se hagan el haraquiri a favor de unas reformas cuyo triunfo significaría su ocaso. ¿Permitirá la nomenclatura que hoy administra empresas, fábricas y otros negocios estatales, cuya aspiración última era la de convertirse en sus propietarios si el sistema culminaba su colapso, renunciar a todos sus privilegios sin oponer resistencia?

Nótese que una de las características de los anticomunistas de "izquierdas" consiste en minimizar el contexto adverso. Sí, dice "infamia del bloqueo", pero esa "infamia" se cuenta en dólares, y son muchos. La idea es la siguiente, bloqueamos un país, incluso a veces lo destruimos de arriba a abajo como en Vietnam, y después, por nuestros cojones, decimos que no funciona. En lugar de reconocer todo lo logrado en esas circunstancias, lo que se hace es ignorar lo logrado y minimizar las adversidades propiciadas por el enemigo.

Claro que no podía faltar la piedra filosofal de todo anticomunista, "la burocracia". Parece ser que en sus amadas "democracias liberales" no existe burocracia. Eso es un invento de los comunistas. Aunque resulta curioso que siendo los propios "burócratas" los que estén animando cambios en su país (los supuestos privilegiados) vayan a oponer resistencia a sí mismos, como plantea el señor Escudier. Siempre podemos decir que el PCC está libre de burócratas, que éstos se encuentran fuera del Partido en fábricas y departamentos. La burocracia está allí donde la necesiten los argumentos. Puede ir y venir según nos convenga.

El VI Congreso del Partido Comunista Cubano que hoy se clausura es, sobre todo el entierro de un modelo, el soviético, -que entre que llevaba más de 20 años muerto y los calores húmedos de la isla había alcanzado su grado máximo de putrefacción-, y la búsqueda desesperada de un sistema diferente. ¿Son China o Vietnam los referentes del castrismo? ¿Habrá que instalar la Bolsa de La Habana en el Museo de la Revolución?

Inocente de mí, pensaba que el modelo soviético ya había sido ventilado, por ahora, para desgracia de los millones de parias que rondan por el Este. Pero no, hoy muere el proyecto soviético de la mano del sexto congreso del Partido Comunista de Cuba. Esa isla donde según Escudier lo soviético "alcanza su grado máximo de putrefacción". ¡Sus palabras destilan amor!

En la antesala de cambios tan trascendentales se echa de menos la opinión que el pueblo cubano tiene sobre su futuro. La patria del socialismo tiene una asignatura pendiente: dejar que sus habitantes se pronuncien libremente sobre la patria y sobre el socialismo.

Si el señor Escudier en lugar de ser un vulgar anticomunista fuese un periodista honesto sabría que la voz del pueblo cubano fue escuchada a través de miles de propuestas. Aunque le aconsejaría que no se preocupase tanto por los cubanos, y que mire la caca que tenemos aquí, donde nuestros representantes nos escuchan atentamente y nos piden, a diario, nuestra opinión sobre el futuro, la patria y el capitalismo.

Apuntes finales

El comunismo nunca tiene futuro para los anticomunistas, porque para ellos no es más que un crimen hagan lo que hagan. Si siguen el modelo soviético o si siguen el modelo chino, si apuestan por un modelo bolivariano o si se inventan otro. Da lo mismo, siempre habrá un tópico listo para hacer propaganda.

Al final lo que estos señores plantean es que el mejor modelo es el suyo. Es decir, la democracia liberal capitalista, basada en el neocolonialismo, las guerras de saqueo, la dictadura de los capitalistas y la miseria para prácticamente dos tercios de la humanidad. Eso está bien.

¿Cuándo leeremos al señor Escudier una crítica tan dura hacia Haití, Colombia, Méjico, España, Estados Unidos...? Motivos los tiene. Pero no, el odio lo reservan para sus enemigos. Y entre ellos, el peor de todos, el que les quita el sueño, es el modelo soviético. Ese mismo gracias al cual un Estado feudal se convirtió en potencia, venció al fascismo, fue capaz de conquistar el espacio, de ofrecer educación de la más alta calidad, el primer sistema de sanidad universal y, en definitiva, el sistema gracias al cual señoritos anticomunistas han podido disfrutar de su tan querido Estado del bienestar y de su bien amada "democracia del capital", porque de no ser por ellos esta columna del señor Escudier estaría escrita en alemán y volverían a casa al paso de la oca.

El siglo XX lo salvaron los comunistas soviéticos. Y los hay que antes de reconocer esto se tirarían por la ventana. De lo contrario no se entiende tanto odio.

Claro que el siglo XXI nos va a deparar muchas sorpresas. La historia es mucho más cabezota que los propios anticomunistas.

Declaración de Raúl Castro en la clausura del sexto congreso del PCC. Lo que no quieren escuchar los anticomunistas:

En lo que a mí respecta, asumo mi última tarea con la firme convicción y compromiso de honor de que el primer secretario al Comité Central del Partido Comunista de Cuba tiene como misión principal y sentido de su vida defender, preservar y proseguir perfeccionando el socialismo y no permirtir jamás el regreso del régimen capitalista.


2 comentarios:

  1. Los anticomunistas de izquierda no son mas que instrumentos a favor del sistema capitalista, de la oligarquia. Para ellos todo lo que suene a igualdad, control obrero o participacion colectiva, desde su elitismo occidentalista y eurocentrico, suena a atraso, retroceso, indigno a su condición.

    El comunismo cubano a pesar de todos ellos seguirá adelante. Porque precisamente los cubanos son 50 años despues hombres y mujeres diferentes, que construyen codo a codo y hombro con hombro el socialismo. Algo incomprensible para estos para los que el paraiso es no dar palo al agua y no mover un dedo mas alla del teclado de su ordenador.

    Saludos

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  2. Y el odio que trasmiten hacia todo lo huela a comunismo es tan evidente que hasta puede masticarse.

    Saludos.

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