Sobre Honduras

Hagamos memoria brevemente. El que fue presidente de Honduras, Manuel Zelaya, propuso en su día caminar democráticamente hacia un proceso constituyente. El pueblo hondureño sería el encargado de escoger si quería o no ir hacia ese proceso. Naturalmente ellos mismos participarían de ese proceso una vez las urnas hubiesen dado luz verde. Qué paso entonces. La burguesía decidió que los pobres están para obedecer, y los militares se encargaron de ejecutar los deseos de sus dueños ricos echando a Zelaya del país y colocando en su lugar a Micheletti. Todas las manifestaciones, huelgas, protestas que desde entonces se han llevado a cabo no han servido de nada. Por supuesto han sido asesinados manifestantes, campesinos, líderes revolucionarios, periodistas... otros han sido amenazados de muerte, extorsionados y perseguidos.

Pero no se crean, la burguesía es muy bondadosa con sus asalariados, y ha decidido firmar un "acuerdo de reconciliación". Ellos, los asesinos y explotadores, los que niegan a los trabajadores cualquier posibilidad de inclusión, deciden ahora "reconciliarse."

Aquí algunos de los puntos de la "reconciliación":

1) Enmarcar todas las acciones y decisiones del gobierno de Honduras en el estricto cumplimiento de la Constitución y la ley.

¿No es gracioso? ¡Los golpistas afirman su voluntad de cumplir con la ley! Siempre y cuando la chusma no se empeñe en meter la mano donde no les llaman.

2) Garantizar al ex presidente Manuel Zelaya su regreso a Honduras, con reconocimiento pleno de sus derechos, en condiciones de seguridad y libertad.

En todo este asunto Zelaya es lo de menos. Zelaya es un terrateniente ricachón que en su madurez pensó que podía portarse un poco bien con sus compatriotas. Nunca fue un revolucionario, ni lo pretende. En cualquier caso, si se le ocurre enredar demasiado estoy seguro que terminarán por asesinarle tal y como hacen con los campesinos.

3) Reconocer la creación de la Secretaría de Justicia y Derechos Humanos como entidad que permita fortalecer las capacidades nacionales para la promoción y protección de los derechos humanos en Honduras.

Este tipo de órganos son manejados por los mismos que después se encargan de apretar el gatillo.


La burguesía ya no puede hacer nada sin que parezca ridículo. Sus propuestas son un insulto a la inteligencia, ya sea en Honduras, en Yanquilandia o en la Españeta. Son las SS del siglo XXI, primero asesinan y después se montan Secretarías de Justicia y Derechos Humanos. Primero se saltan la Constitución y después prometen acatarla. ¿Quiénes quedan por el camino entre tanto cinismo? Los trabajadores, los marginados, los cadáveres. El mensaje que quieren dar es el siguiente: cumpliremos con la ley siempre que la ley esté de nuestra parte. Y a esa aberración la llaman Estado de Derecho.

Seguí en su día muy de cerca el golpe de la burguesía hondureña. Fue un espectáculo bochornoso. Las burguesías de otros Estados, aparentemente atribuladas por el atrevimiento de sus homólogos hondureños, se dedicaron a pasear a Zelaya por estériles reuniones, utilizando mediadores supuestamente bienintencionados, como el ex presidente de Costa Rica o el tunante de Insulza. Mientras tanto el ejército abría fuego sobre los trabajadores. Lo demás ya lo sabemos. Ganaron.

Por cierto, no solo consiguieron frenar un proceso constituyente en Honduras, también lograron debilitar al ALBA, pues Honduras formaba parte de ese bloque.

En mi opinión, todo este asunto se gestionó bastante mal. Intentaron presionar con diplomacia y disidencia pacífica a un enemigo que ya les había dejado muy claro que cualquier intento de reforma pasaría sin remedio por el uso de las armas. Llegados a ese punto no queda más que la resistencia violenta. Ese fue el órdago que la burguesía puso sobre la mesa.

No quiero terminar esta entrada sin desear a mis iguales hondureños muchos éxitos en lo adelante, desde la seguridad de que más temprano que tarde se sacarán de encima a una burguesía blanquita, apátrida, explotadora y asesina.