miércoles, 8 de junio de 2011

El milagro polaco

En Polonia no hubo ningún “milagro económico” tras la derrota del campo socialista, como afirman los especialistas a sueldo de los explotadores y el articulista que inspira esta entrada [1]. Pero algún éxito tenían que mostrar los criminales anticomunistas, aunque sea un éxito a la brasileña, ese tipo de éxitos que las burguesías no se cansan de jalear.

Mi ex novia es polaca. Por cierto, vivió los estertores de la Polonia socialista. Pude conocer a su familia y vecinos, así que algo sé de la situación social actual en aquel país más allá de lo que delata la vista de cualquier observador agudo.

El autor del artículo habla de un “lado oscuro” del supuesto milagro económico. Ese tipo de interpretaciones siempre me recuerdan aquello que Marx le espetó a Proudhon: “El lado bueno y el lado malo, la ventaja y el inconveniente, considerados juntos, forman para el señor Proudhon la contradicción en el interior de cada categoría económica. Problema que hay que resolver: conservar el lado bueno eliminando el malo”. Entonces el articulista nos presenta un auténtico Apocalipsis versión polaca. Emigración masiva, índices de natalidad por los suelos, explotación laboral, desempleo, falta de oportunidades, servicios sociales que se caen a cachos… A estas alturas uno se pregunta dónde está ese otro lado de la fuerza, si es que no se prefiere salir corriendo presa del horror. Pues ese otro lado benefactor no es más que la bonanza de la burguesía polaca, justo la causa de todas las desgracias antes descritas. Claro que un razonamiento tan pedestre no está al alcance de un periodista que trabaja precisamente para el lado bueno de la realidad.

A todo ese desastre social lo llama “verdad incómoda”, y la causa la sitúa en un “Estado ineficaz” y en unos políticos “viejos”. Leamos todos juntos esta gloria de análisis:

“Quizás la cuestión más importante es nuestro Estado ineficaz y su clase política canosa y desconectada de la realidad. Dos de los grandes partidos políticos están liderados por hombres de más de 50 y 60 años, que crecieron luchando contra el comunismo. Ante los problemas de la juventud, hacen promesas vacías, no mucho más. Las soluciones que puede ofrecer el Estado, como recortes fiscales para las empresas que contraten a universitarios, lamentablemente son también inadecuadas.”

“La mecánica estatal está hinchada y es famosa por su ineficacia: el Gobierno admitió recientemente que pagar 50 zlotys en seguridad social cuesta alrededor de 100 zlotys en gastos administrativos. No es de extrañar entonces que no haya dinero para programas sociales orientados a la juventud. Ni tampoco que se vayan de Polonia. Según una reciente investigación, en 2009, entre 1,8 y 2,4 millones de polacos, en su mayoría jóvenes, estaban trabajando en el extranjero. A pesar de la crisis en Occidente, no parecen regresar.”

No sé cómo razonan la mayoría de opinadores que en todo ven un problema generacional. Jóvenes por un lado y viejos por el otro. Allí donde nosotros vemos un problema de clase ellos ven un problema de edad. En este caso el periodista le echa la culpa del desastre social a una “clase política canosa”, suponiendo que una clase política con una frondosa cabellera de un moreno brillante arreglaría el país en un periquete. Casi me convence, pero pronto se me viene a la mente Moragas, por debajo de los cincuenta y con esa media onda que luce en el Congreso y vuelvo de inmediato a mis caducos y “viejos” análisis de clase.

Y de la edad pasamos al Estado. Hoy en día está de moda meterse con el Estado, así sin más. Cualquier Estado. Porque como es sabido todos son iguales y además trabajan para el maligno Poder. Cualquier Poder. El Poder con mayúsculas, sea eso lo que sea. Por tanto “la mecánica estatal está hinchada”, y además el gobierno admitió que “pagar 50 zlotys en seguridad social cuesta alrededor de 100 zlotys en gastos administrativos”, y ya sabe todo el mundo qué debe hacer un gobierno fresco de jóvenes: desmantelar el Estado para ahorrar dinero público, es decir, joder lo poco que les puede quedar a los polacos y entregarlo a ese “lado bueno” del milagro económico que defiende el periodista, ahora atribulado por esa “verdad incómoda”. Se me ocurre que la gestión de la seguridad social estaría mejor en manos de unos emprendedores. Seguro que así los polacos pagarán menos. Emprendedores en plena lozanía, por supuesto.

Y los polacos qué dicen

Muchos de ellos votan con los pies, o mejor, y como reconoce el articulista, se botan del país por millones, y que conste que ya no hay socialismo del que huir, se van del capitalismo. Y se van para acabar con curros de mierda, o como diría la jefa de mi ex novia: “no sé qué haríamos sin vosotros”. Yo le respondería a esa bruja explotadora que “contratar a un irlandés para limpiar el culo de tu hija por un precio superior del que pagas al ganado del Este”. Pero eso le diría yo, mi ex pareja no. Y disculpen las intimidades pero este es un hecho antropológico de primera magnitud. Ella estaba orgullosa de que su jefa le insultase por lo bajo, y en mi opinión se debe a la basura anticomunista que maman los polacos desde la cuna. Un anticomunismo envuelto en un patrioterismo de pandereta junto con una elevada dosis de victimismo que roza lo patético en su totalidad y lo fascista en su acción. Listas en plazas de pueblos con nombres y fotos de “colaboradores de los comunistas”, eso ocurre en la Polonia de los emigrantes. Porque en el Este se continúa persiguiendo a partidos, organizaciones y militantes comunistas. Hasta las imágenes del Che.

A veces me daba la sensación de que para ellos “cumplir con el deber” significaba aceptar la explotación como una carga natural y justa. La película Katyn refleja en parte todo esto.

No quiero concluir esta entrada sin reproducir aquí una conversación que mantuve por aquellas tierras y que me parece adecuada para comprender la “locura” en que se vive todo lo que tenga que ver con la época comunista, con excepciones. Es una versión abreviada, pero la esencia de lo dicho fue tal que así:

- P: Pero es que durante el comunismo no había nada.

- YO: Bueno, había educación y acceso barato a la cultura.

- P: Eso sí, pero las tiendas estaban vacías.

- YO: ¿No había, por ejemplo, electrodomésticos?

- P: Sí claro, algunas teles explotaban (risas)

- YO: Y qué me dices de la vivienda.

- P: Cuando te casabas te daban una.

- YO: Bueno, no está mal.

- P: Ya, pero eran muy feas, y los ascensores un peligro. Cuentan que una vez un tipo se quedó encerrado en uno y se murió dentro antes de que lo sacaran (risas)

- YO: Y la sanidad era pública…

- P: Ahora también es pública, pero es verdad que está bastante peor que antes.

- YO: ¿Y el trabajo?

- P: Claro, claro (ya de mala gana)

- YO: Bueno, pues…

- P: Pero no había libertad, y como te digo no había nada, nada de nada.

La conversación había terminado. Pero lo que más me gustó fue el detalle final, cuando sacó del bolso un snack de pan en forma de barras muy finas con sal incrustada. No recuerdo su nombre.

- P: ¿Quieres uno?

- YO: Sí, gracias. ¿Qué es?

- P: (Me dijo la marca) A mí me encantan.

El snack en cuestión se producía en la Polonia socialista y hoy continúa vendiéndose. Pero en el socialismo no había de nada. Y no se diga más.

Ahora toca emigrar. Si ya lo dice el periodista:

"Nuestros políticos pueden decir: "No queremos que nuestra juventud se quede en Londres, les queremos en Polonia". Pero en realidad, cada vez que lo dicen, respiran con alivio. Les conviene que los jóvenes se hayan ido: así no hay protestas, ni delincuencia, ni problemas. Algunos incluso envían dinero a casa."

Y los polacos qué dicen, de momento nada de nada.

[1] http://www.presseurop.eu/es/content/article/698641-el-lado-oscuro-del-milagro-economico

2 comentarios:

  1. Un panorama que se repite en toda Europa del Este. En Rumania tambien se hablo durante un tiempo de "milagro economico" (claro, sin decir para que mínimo porcentaje de la poblacion), pero la realidad, en los momentos "boyantes" y en los menos es que los rumanos se tienen que marchar para sobrevivir, aliviando asi a la elite nacional, que se quita un problema de encima, y genererando beneficios a los capitalistas de los paises receptores.
    Un saludo

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  2. Una auténtica fuga masiva.

    Hablar de milagro económico es un insulto a la inteligencia.

    Saludos.

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