sábado, 25 de junio de 2011

La igualdad: condición necesaria para la libertad


"La potencia del M-15 de mayo es ahora infinitamente superior. El estado de masa del colectivo, aunque todavía no tenga conciencia de ello, tiende a la revolución política de la libertad y no a una imposible revolución social de la igualdad." Antonio García Trevijano



Nuestra falta de libertad, como trabajadores, se sitúa principalmente en el plano de las relaciones entre clases, y no simplemente, como muchos derechistas sostienen, en un cambio de estructuras, y menos como lo plantean, es decir, sin terminar con la odiosa imposición de una clase sobre otra.

El capitalismo nació gracias a una expropiación previa, brutal y sangrienta, que dejó a los individuos sin forma alguna de sostenerse por sí mismos. Este paso previo, imprescindible para los capitalistas, tuvo como consecuencia la eliminación de las viejas ataduras feudales, punto que se celebra con gran alboroto, pero otras cadenas surgieron, y no menos onerosas que las anteriores.

Así lo dice Marx:

"Con ello, el movimiento histórico que transforma a los productores en asalariados aparece por una parte como la liberación de los mismos respecto de la servidumbre y de la coerción gremial, y es éste el único aspecto que existe para nuestros historiadores burgueses. Pero por otra parte esos recién liberados sólo se convierten en vendedores de sí mismos después de haber sido despojados de todos sus medios de producción, así como de todas las garantías que para su existencia les ofrecían las viejas instituciones feudales. La historia de esta expropiación de los trabajadores ha sido grabada en los anales de la humanidad con trazos de sangre y fuego."

El propio origen del capitalismo necesitó de un saqueo original que, como dice Marx, pasará a "los anales de la humanidad con trazos de sangre y fuego". Todo esto tiene su importancia, porque ataca precisamente al mito fundador del capitalismo: eso de que los guapos, los laboriosos y los listos prosperaron, mientras que los feos, los vagos y los tontos no tuvieron más remedio que subordinarse a los primeros, claro está, con justicia, al fin y al cabo todos tuvieron las mismas oportunidades de prosperar. Pero como sabemos, no fue así como surgieron los asalariados. No fue así como hombres, mujeres y niños se dispusieron libre y alegremente a trabajar hasta 14 horas al día por un salario de subsistencia. Hubo por detrás un puño de hierro que les obligó a someterse.

Aunque Hollywood se empeña -por la cuenta que les trae- en seguir con el cuento chino, o yanqui más bien, del sueño americano, que no es otra cosa que ese mito fundacional del que hablamos en el párrafo anterior pero con música y efectos especiales, y es que para que ese cuento se lo trague hasta el último pobre diablo de este planeta se necesitan millones dólares. A partir de ahí el terreno es mucho más favorable para todo tipo de bandoleros y embaucadores.

Bien, pues ya tenemos a un montón de individuos que se ven en la necesidad de ir al mercado laboral a mendigar empleo. Esta necesidad, arrancada a palos, la burguesía pretende enmascararla como libre albedrío. Pretenden hacer creer que un contrato de trabajo -cuando lo hay- se firma entre dos personas libres que por voluntad propia se comprometen. Si aceptamos esta premisa burguesa la libertad se basaría en una igualdad de oportunidades primera que es completamente falsa (mito Hollywoodiense). Si suponemos, como afirmó Dragó hace pocos días, que la libertad y la igualdad caminan por separado, porque la desigualdad es condición necesaria para la libertad, pero que esa desigualdad no parte de una igualdad de oportunidades anterior como diría el mito, sino de dios, el karma (como afirma Dragó) o el látigo del explotador, entonces la cosa está más clara, o al menos debería estarlo.

Pero la única posibilidad que tenemos los desposeídos de ser libres es precisamente luchando por esa igualdad social que tanto detestan, y ahora veremos la razón, los burgueses y sus mariachis.

Si la Brunete mediática se pasa día y noche afirmando que la igualdad social es imposible, contraproducente e incluso injusta al ser fruto de una limpia competición en igualdad de condiciones, es ni más ni menos porque necesitan de la desigualdad para sostener su negocio. ¿Por qué habrían de someterse unos individuos a otros si no fuera porque unos poseen los medios de producción mientras que otros se ven privados de ellos? Sobre cómo unos y no otros se hicieron con esos medios ya hemos hablado y Marx lo explica perfectamente bien. Aunque la burguesía sigue con su "cuento yanqui", a veces hasta el patetismo, como la CEOE que acaba de publicar un estudio en el que se afirma que la inversión en educación no merece la pena porque el éxito está en los genes. Es decir, volvemos a su mito fundacional, aunque ahora se sirva de reduccionismos biológicos de última generación, por cierto, muy bien publicitados. Los listos genéticos pues, triunfan, y los tontos genéticos fracasan, luego los tontos serán los subordinados de los listos, eso lo dicen los genes por boca de la patronal. Pero no me queda claro cómo un listo genético pobre puede pagar la factura de la universidad, aunque a eso responderán que un listo siempre encontrará la forma de pagarla o que un listo nunca será pobre, acto seguido se van a cobrar el cheque que la burguesía les proporcionó por su basura de informe y se lo gastarán en pagar la universidad privada a sus hijos, que probablemente serán tan zotes como sus padres pero no les faltarán estudios prestigiosos con los que impresionar a las pijas caza "promesas" del club de golf.

No se me olvidará nunca una tertulia de Telemadrid en la que se trataba el tema de la renta básica. La periodista Isabel San Sebastián afirmaba indignada que si todos tuviesen una renta nadie trabajaría. Efectivamente, los explotadores nos someten gracias a que fuimos expropiados y por lo mismo lanzados al mercado laboral en busca de un salario para poder sobrevivir. La gente no iría a trabajar en beneficio de un explotador si pudiese evitarlo, y ellos lo saben muy bien. Piensen por un momento en la posibilidad de que todo trabajador recibiese por el hecho de nacer una renta de, pongamos, 800 euros. ¿Quién aceptaría trabajos precarizados por ese mismo salario o incluso menos tal y como se hace hoy? Nadie. Se verían obligados a subir los salarios para encontrar trabajadores, o quizás a inundar el mercado laboral de trabajadores ilegales sin derecho a la renta básica. Pero en cualquier caso la posición de superioridad del capitalista se vería en parte afectada y su proceso de explotación sería seriamente alterado. Por eso jamás aceptarán una medida semejante. El burgués necesita de esa relación de dependencia, de la desigualdad. Su libertad de explotación está en juego y con ella su dominio social.

Decía antes que la burguesía sabe muy bien de qué va el tema, serán lo que se quiera, pero defienden su negocio con uñas y dientes desde hace siglos. Pero, ¿y los trabajadores?

Como hace mucho tiempo del saqueo original, uno no se entera si no le da por leer historia, y no toda historia, como decíamos antes, hay muchos dólares para mantener a bandoleros y embaucadores, incluso en grandes universidades con hierba por las paredes. Por lo mismo se nace sin saber con quién se juega uno los cuartos, sin saber el tamaño de la estafa social en que vivimos. Pero es así desde hace unas décadas -en lo que se refiere al llamado primer mundo-, cuando los trabajadores -y principalmente gracias a la brutal presión que ejercieron los Estados socialistas- obligaron a la burguesía a repartir una parte de sus beneficios y a construir eso que se ha dado en llamar Estado del bienestar. Efectivamente, ese "reparto" ha creado una especie de ficción ciudadana primermundista, en la que esas relaciones de subordinación de las que estamos hablando han quedado relativamente ocultadas, una ficción por la cual hasta el último empleado se podía pensar igual en derechos que el banquero más rico.

Claro que esa ficción ciudadana se está derrumbando al tiempo que los propios Estados del bienestar. Se ve muy claramente cómo el principio que rige nuestras sociedades, el capital, se impone a todo: parlamentos, leyes, familias... se ve cómo todo aquello que hacía al último empleado creerse igual que el primer banquero (sanidad pública, pensiones, leyes laborales protectoras, educación pública, el propio empleo...) se está esfumando por orden de "nuestros iguales" capitalistas para satisfacer sus propias necesidades, y lo llevan acabo por encima de lo que sea. Ante esta realidad los hay que se indignan. Muchos de ellos pensando que la situación social depende, por ejemplo, de una mala gestión política, de la corrupción o de una ley electoral mal escrita. Y probablemente piensan eso porque hay mucha gente muy interesada en que piensen así, como por ejemplo el propio Trevijano. Es decir, en que las relaciones de clase y sus conflictos pasen desapercibidos, o se entiendan como una cuestión menor o inevitable.

No podemos hacernos los locos a la hora de estudiar las democracias capitalistas. No podemos obviar las clases sociales y la lucha que se establece entre ellas si lo que queremos es comprender la razón por la cual, por ejemplo, Zapatero se vio obligado a tirar a la basura el programa político que los "ciudadanos" habían votado. No podemos comprender que cinco millones de trabajadores están en paro si no entendemos que son personas expropiadas que dependen de vender su pellejo para poder sobrevivir y que están por lo tanto subordinadas a otra clase social que sí tiene medios de subsistencia. ¿Qué clase de libertad cabe aquí? Quizás la de consumo, mientras no se pierda el empleo y el salario alcance, ya me dirán qué libertad hay en el mercado pletórico cuando caminas por él sin un euro en el bolsillo. ¿Qué clase de ley o estructura o forma de gobierno puede resistir "en democracia" bajo esta organización capitalista? Ninguna. La lógica del capital se impone sobre todas ellas tarde o temprano.

De ahí que los burgueses estén muy interesados en escamotear las clases sociales de sus análisis. Seguida de cerca de otra impostura, esa que dice que lo político y lo económico son distintos planos, cuando la economía solo puede entenderse desde la economía política. De hecho la economía es economía política. Eso de que la masa "tiende a la revolución política de la libertad y no a una imposible revolución social de la igualdad", como dice Trevijano en la cita que da inicio a esta entrada, es un buen ejemplo de ello.

Qué hacer ante este panorama. Ya hemos visto lo que hacen la burguesía y sus mayordomos, normalmente matar, mentir y sembrar la confusión. Aunque también hay burgueses "buenos", algunos se hacen filántropos con el dinero que previamente han logrado explotando y especulando. Otros, pocos, comprenden perfectamente la magnitud del problema e intentan buscar soluciones. Se me ocurre Marvin Harris. En su libro La cultura norteamericana contemporánea -un libro que recomiendo vivamente- lleva a cabo un excelente análisis antropológico de la decadencia capitalista en la sociedad yanqui (y un desastroso análisis del comunismo), si bien la solución que propone consiste en convertir a todos en pequeños propietarios, una especie de mercado capitalista perfecto donde se hacen colectas para el asilo de los ancianos y de vez en cuando barbacoas vecinales, es decir, un idealismo burgués de lo más ramplón e indigno de su talla intelectual. Lo mismo vale para Chesterton y otros conservadores similares, capaces de ver el horror del capitalismo pero incapaces de imaginarse una vida fuera de él. Mejor será no especular sobre las razones que les atan con tanta pasión al capital. Los hay también que se alejan completamente de lo social, algo vulgar, sobre todo cuando se tiene la panza llena, una buena cuenta corriente y unas cuantas propiedades con calefacción, garaje y hasta portera, de ahí que se centren en buscar purezas democráticas pero sin mancharse las manos con lo que verdaderamente la impide.

Nuestra propuesta no tiene nada que ver con eso. Ni con un regreso a un tiempo angelical que nunca existió, ni con arreglos formales de las democracias capitalistas para hacer de ellas sistemas puros, ni siquiera con apostar por un Estado del bienestar donde todos podamos engordar bajo la dirección de una burguesía benevolente con sus subalternos. Nuestro objetivo, precisamente porque queremos ser libres, consiste en zafarnos del yugo burgués y la esclavitud asalariada que nos fue impuesta, y que nos impide tomar las riendas de nuestras vidas. Nuestro objetivo consiste en crear una sociedad de hombres iguales para poder ser libres. La igualdad como condición no suficiente pero sí necesaria para la libertad.

4 comentarios:

  1. Felicidades. Me parece un artículo estupendo, de lo mejor que he leído a cuento del famoso 15M. Es muy triste que estas cosas tan básicas acerca del funcionamiento del sistema capitalista, que desde Marx están explicadas y archiexplicadas hasta la saciedad, sigan sin servir para nada en la práctica. El 90% de los que se dicen de izquierdas siguen creyendo en las hadas y les siguen timando con reformas políticas, constituciones nuevas, leyes maravillosas, regeneraciones democráticas y demás zaranzajas, todas ellas pacíficas guays y haciendo un truco de magia por el cual los señores empresarios pueden seguir explotando pero nadie va a ser explotado.
    En España creyeron en las hadas en la Transición y ahora vuelven a creer en las hadas en el 15M. ¡Lo increíbles es que entre esos creyentes están intelectuales que han estudiado a fondo a Marx!

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  2. Pero esos intelectuales por lo general viven muy bien, y no solo en un sentido material, suelen ir a lugares donde les aplauden y al final no ven más que su reflejo.

    Muchos de ellos son profesionales universitarios. Es curioso, pero nuestros clásicos, o la mayoría de ellos, construyeron su obra fuera de la academia: Marx, Engels, Lenin, Stalin, Gramsci...

    Se han dedicado a destrozar los referentes políticos de los trabajadores, luego buscan "lo nuevo", quieren descubrir la pana, pero se ve que no funciona.

    Con respecto al 15M pienso que sí cabe una tarea urgente, y es impedir que caiga completamente en manos de los derechistas camuflados de libertadores. Lo de orientar este movimiento hacia posiciones revolucionarias será muy complicado. Pero como la crisis todavía no ha mostrado todos sus dientes creo que se vienen tiempos tan difíciles como interesantes.

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  3. Estupendo articulo, uno agradece paginas como esta, por que tras muchos años uno cree q esta solo en su defensa de URSS y del comunismo. Tus articulos, tus transcripciones de otros y en general toda la pagina es excelente, me han hecho descubrir cosas que desconocia pero que intutia, igualdad de la mujer, alfabetizacion de pueblos, expolio tars el gobierno del Innombrable. Por todo ello MUCHISIMAS GRACIAS POR TU TIEMPO Y DEDICACION
    GRACIAS CAMARADA

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  4. De nada Koba. Gracias a ti por acercarte a leer.

    Menudo futuro podemos esperar si rechazamos nuestro pasado, y además como suele hacerse, con infundios. Así nos va.

    Salud!!!

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