El vertedero nacional

A ciertos componentes de la intelectualidad parásita se les ve con ganas de una nueva cruzada mata obreros. Apenas unas pocas manifestaciones, tímidas manifestaciones, sirven para turbar su ánimo. Me los puedo imaginar con el ritmo acelerado y unas gotas de sudor frío resbalando por la frente mientras piensan en una pareja de la guardia civil protegiendo sus cuatro fanegas de las hordas rojas. Nos lo explica Agapito Maestre: "el PSOE con el apoyo de sus sindicatos se dedica a incendiar España. Despreciando los canales de la democracia, alimenta el "santo furor" de la población que, como decía el revolucionario y criminal Marat, en 1789, es la mejor vía de la violencia revolucionaria". Que un tipo que se califica como filósofo escriba esta sarta de tonterías sin ponerse colorado nos da una idea de lo que tenemos entre manos. Afirmar que el PSOE intenta "incendiar España", cuando hasta hoy ha servido justo para todo lo contrario, es una peligrosa provocación dirigida al pelotón de cafres derechistas que desgraciadamente pueblan las calles de Norte a Sur.

Al filósofo Maestre le responde la editorial del sibilino diario El País: "es absurdo que las corrientes centrales de la política alimenten la radicalización del clima social. Porque una cosa es que parte de la derecha mediática confunda a la dirección del PSOE con extremistas, y otra que sectores del PP agiten ese mismo cóctel". Lo que El País está diciendo es que son todos una piña, que están en el mismo barco, por tanto andar calentando la oreja a los fascistas puede terminar mal. Es más, El País se permite una recomendación a los dirigentes del PSOE: "Lo cual no debería ser incompatible con una recomendación de prudencia a los dirigentes a la hora de sumarse a demostraciones callejeras. No sobra sangre fría en los momentos actuales, al contrario. La situación económica y financiera de España es lo suficientemente delicada como para dejar de echar gasolina al fuego". ¡Estos pollos sí que saben lo que está en juego! Están diciendo a ciertos dirigentes socialistas que no se equivoquen, que lo que aquí está en juego son las cosas de la cartera, y que la situación es muy jodida como para apoyar las reivindicaciones de los obreros, aunque sea tímidamente y por el contorno. ¡No echen gasolina al fuego porque es a nosotros a quienes pueden quemar!

Vamos hacia los 6 millones de desempleados

Presten atención a la siguiente anécdota: "Destacaba en la oscuridad, a un extremo del edificio, el resplandor de un fuego. Me acerqué allá y encontré a toda una familia de labriegos en cuclillas en torno a un hogar alimentado con ramas verdes que despedían tan espeso humo que apenas se podía respirar. Aquella maloliente inmundicia contrastaba con las bien fregadas pocilgas que acababa de ver. A mis preguntas contestó una mujer vieja: "Sí, aquí vivimos. Peor que los cerdos". A lo cual el propietario, que me acompañaba, repuso indignado: "Estáis debajo de techado. ¿Qué más queréis?". Este suceso tuvo lugar en 1935. Quien comprenda la anécdota será capaz de entender la mentalidad de los propietarios, la clase de personas que nos gobiernan hoy, su verdadera calaña. Seguro que alguien me replica que ya no estamos en 1935 sino en 2012. Esos son los que no han entendido nada.

El gobierno cree que este año se cerrará con más de 600.000 nuevos desempleados, y muy probablemente se queden cortos en sus pronósticos. El sinvergüenza de De Guindos afirma que debemos "desmitificar las cifras", sabiendo como saben que dicho estropicio no tiene solución ni a corto ni a medio plazo, y como reza el dicho, a largo plazo todos muertos.