miércoles, 23 de junio de 2010

Adolescentes polacas se prostituyen para mantener el nivel de consumo

En la tan anticomunista y católica Polonia una película titulada Galerianki está haciendo estragos morales.

Resulta que muchas adolescentes polacas pasean sus cuerpos por los centros comerciales en busca de un macho que les pague sus caprichos de marca. Se ve que no hay forma de comprar esos deseados objetos con los ridículos salarios que los capitalistas polacos ofrecen a sus trabajadores por dejarse el lomo, y las niñas, obsesionadas por el fetiche, prefieren vender sus cuerpos que parecer pobres relegadas de la competeción consumista.

Los servicios sociales, las autoridades, los solemnes padres de familia, la iglesia, todos se llevan las manos a la cabeza. Afirman que se están perdiendo los valores. Y no es para menos, al tiempo que prohiben por ley la simbología comunista, sus ciudadanas, las semillas de la futura Polonia, se ponen a cuatro patas a cambio de unos pantalones o un bolso en el baño de unos grandes almacenes o en cualquier rincón de un aparcamiento.

Cuando estas noticias saltan a la luz, lo primero que hacen es echarle la culpa al comunismo. Da igual que hayan pasado dos décadas desde la caída del campo socialista, da igual que no quede ni rastro de socialismo, da igual que estén insertos en la Europa de los mercaderes, se trata de una economía "poscomunista" de la Europa del Este, y por lo mismo las hijas de Polonia se venden tan barato. ¿Qué dirán en las próximas décadas? ¿Hasta cuando utilizarán semejante patraña como excusa? ¿Dónde quedaron esas promesas de bienestar y abundancia que los propagandistas repetían una y otra vez?

Y esto sucede en uno de los países que los más sesudos analistas y demás charlatanes ponen como ejemplo exitoso. Y sin duda tienen razón, ¿acaso no es ese el objetivo del capitalismo actual? Estas adolescentes no hacen otra cosa que llevar a cabo lo que su sociedad reclama. ¿Cuáles son exactamente los valores de la sociedad de consumo? ¿Qué se puede esperar de un sistema como el capitalista que no sea la venta de tu cuerpo al mejor postor?

Ustedes, fascistas reciclados, son una pandilla de hipócritas. Y sus jóvenes unas buenas consumidoras dignas de elogio según los parámetros que ustedes mismos han establecido con tanto esmero, el producto perfecto de la sociedad capitalista que tanto defienden. Buen provecho.

1 comentario:

  1. Una propuesta entretenida y hasta cierto punto cautivadora pues aborda el tema de la nueva generación de jovencitas que hasta cierto punto entran en el mundo de la prostitución por conseguir sus caprichos más bajos.

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