Discurso ante el Comité de los Soviets en recuerdo de Lenin. Moscú, 26 de enero de 1924.
Al dejarnos, el camarada Lenin nos legó el deber de mantener bien alto y conservar la pureza del honroso título de miembros del partido. Nosotros te juramos, camarada Lenin, que cumpliremos con honor tu mandato. A lo largo de veinticinco años, el camarada Lenin ha ido levantando nuestro partido hasta hacer de él, por último, el partido de trabajadores más fuerte y sólido de todo el mundo.
Al dejarnos, el camarada Lenin nos dejó el deber de preservar la unidad de nuestro partido como nuestro bien más preciado. Nosotros te juramos, camarada Lenin, que cumpliremos con honor este otro mandato tuyo.
Al dejarnos, el camarada Lenin, nos dejó el deber de conservar y fortalecer la dictadura del proletariado. Nosotros te juramos, camarada Lenin, que no ahorraremos esfuerzo para cumplir también con honor este mandato tuyo.
Lenin nos dijo más de una vez, que podía ser poco duradero el respiro conseguido en la agresividad de los Estados capitalistas; más de una vez nos recomendó el fortalecimiento del ejército rojo y el perfeccionamiento de sus medios y organización como misiones primordiales de nuestro partido. Comprometámonos, camaradas, a no ahorrar ningún esfuerzo para incrementar el poderío de nuestro ejército rojo y nuestra armada roja.
Nuestro país se yergue como una roca gigantesca en un océano rodeado de estados burgueses. Una tras otra, las olas se estrellan contra ella, amenazando con anegarla o pulverizarla; pero la roca resiste inconmovible. ¿En qué radica su fuerza? No sólo en el hecho de que nuestro país está basado en la alianza de nuestros obreros y los campesinos, sea la materialización de un pacto entre nacionalidades libres, y se halle protegido por los fuertes brazos del ejército rojo y la armada roja, la fuerza de nuestro país, su firmeza, estriban en otro hecho: en que se encuentra un eco de tremenda simpatía y un apoyo inquebrantable en el corazón de los trabajadores y campesinos de todo el mundo.
Lenin no consideró nunca a la República Soviética como un fin en sí misma, siempre vio en ella un vínculo necesario para fortalecer los movimientos revolucionarios en las tierras del este y el oeste, como un paso necesario para hacer posible la victoria de la clase obrera sobre el capitalismo en todo el mundo. Lenin sabía que esta interpretación es la única correcta, no ya desde el punto de vista internacional sino también desde la pervivencia de la propia República Soviética. Lenin sabía que solamente a través de ella, se pueden inflamar los corazones de los trabajadores de todos los países para las batallas decisivas por su emancipación. Por eso, él nunca se cansó de consolidar la unión de los trabajadores de todo el mundo, la Internacional Comunista.
Al dejarnos, el camarada Lenin nos legó el deber de mantenernos fieles a los principios de la Internacional Comunista. Nosotros te juramos, camarada Lenin, que no rehuimos el sacrificio de nuestras vidas para fortalecer y ensanchar la unión de los obreros de todo el mundo: la Internacional Comunista.
Al dejarnos, el camarada Lenin nos dejó el deber de preservar la unidad de nuestro partido como nuestro bien más preciado. Nosotros te juramos, camarada Lenin, que cumpliremos con honor este otro mandato tuyo.
Al dejarnos, el camarada Lenin, nos dejó el deber de conservar y fortalecer la dictadura del proletariado. Nosotros te juramos, camarada Lenin, que no ahorraremos esfuerzo para cumplir también con honor este mandato tuyo.
Lenin nos dijo más de una vez, que podía ser poco duradero el respiro conseguido en la agresividad de los Estados capitalistas; más de una vez nos recomendó el fortalecimiento del ejército rojo y el perfeccionamiento de sus medios y organización como misiones primordiales de nuestro partido. Comprometámonos, camaradas, a no ahorrar ningún esfuerzo para incrementar el poderío de nuestro ejército rojo y nuestra armada roja.
Nuestro país se yergue como una roca gigantesca en un océano rodeado de estados burgueses. Una tras otra, las olas se estrellan contra ella, amenazando con anegarla o pulverizarla; pero la roca resiste inconmovible. ¿En qué radica su fuerza? No sólo en el hecho de que nuestro país está basado en la alianza de nuestros obreros y los campesinos, sea la materialización de un pacto entre nacionalidades libres, y se halle protegido por los fuertes brazos del ejército rojo y la armada roja, la fuerza de nuestro país, su firmeza, estriban en otro hecho: en que se encuentra un eco de tremenda simpatía y un apoyo inquebrantable en el corazón de los trabajadores y campesinos de todo el mundo.
Lenin no consideró nunca a la República Soviética como un fin en sí misma, siempre vio en ella un vínculo necesario para fortalecer los movimientos revolucionarios en las tierras del este y el oeste, como un paso necesario para hacer posible la victoria de la clase obrera sobre el capitalismo en todo el mundo. Lenin sabía que esta interpretación es la única correcta, no ya desde el punto de vista internacional sino también desde la pervivencia de la propia República Soviética. Lenin sabía que solamente a través de ella, se pueden inflamar los corazones de los trabajadores de todos los países para las batallas decisivas por su emancipación. Por eso, él nunca se cansó de consolidar la unión de los trabajadores de todo el mundo, la Internacional Comunista.
Al dejarnos, el camarada Lenin nos legó el deber de mantenernos fieles a los principios de la Internacional Comunista. Nosotros te juramos, camarada Lenin, que no rehuimos el sacrificio de nuestras vidas para fortalecer y ensanchar la unión de los obreros de todo el mundo: la Internacional Comunista.
es necesario aportar mas datos .por ejemplo el lugar donde se realiso y si el discurso esta completo..gracias
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