Quién es
Gerardo Díaz Ferrán (en la foto), el actual capo de la CEOE, es un empresario español. Comenzó su carrera como explotador en 1967 cuando, junto a un socio, y arropado por las faldas del fascismo, logró una concesión para lucrarse con el transporte público madrileño. Más tarde les fue adjudicada distintas concesiones de explotación del transporte en otras ciudades españolas.
Entre concesión y concesión, Gerardo y su socio fueron montando un conglomerado de empresas, principalmente en los sectores del transporte y el turismo. Expandiéndose, que dirían los cursis capitalistas. Como un cáncer, añado yo.
En los últimos tiempos no ha hecho otra cosa que arruinar empresas. Desde la agencia de viajes Marsans, pasando por Aerolíneas Argentinas, Air Comet, Seguros Mercurio... todo con sus consiguientes impagos, despidos, investigaciones y denuncias.
Qué dijo
Díaz Ferrán, líder de los empresarios, cree que la solución para la crisis que azota desde hace unos años a este club privado que llaman España, no es otra que explotar más aún a los que todavía tienen trabajo. Recordemos que más de cuatro millones de ciudadanos están parados. Concretamente dijo que los trabajadores deben "trabajar más y, desgraciadamente, cobrar menos". Y añadió que "es duro decirlo, pero es la verdad".
Nuestra tarea inmediata
Mientras nuestras vidas dependan de esta pandilla de explotadores del siglo XXI no habrá futuro para nadie. Todos los que dependemos de un salario no deberíamos olvidarlo nunca. Ser conscientes de que lo que afirman los representantes del empresariado no son consejos sino órdenes que tarde o temprano se cumplen, y que están, desde luego, orientadas en beneficio de los intereses que representan, los de la burguesía.
El capitalismo funciona desarrollando la sociedad al mismo tiempo que la destruye. Pretenden salvar la economía a costa de los trabajadores, ya sea con elevadas tasas de paro, rebajando los salarios al tiempo que aumentan los precios y los impuestos a las clases trabajadoras, aumentando las horas de las jornadas laborales, desprestigiando el sindicalismo, privatizando la sanidad y las pensiones... en definitiva, atacando al mundo del trabajo.
Nuestra tarea es precisamente la contraria, fortalecer el mundo del trabajo, que es el nuestro.
Tendremos pues que elegir entre el indigno servilismo o la dignidad de la lucha. Esa decisión le corresponde a usted.
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