Por Tamer Sarkis Fernández
ALGUNAS ANALOGÍAS
CONTEXTUALES 1946-2012
Tal día como ayer -un 17 de Abril- hace 66 años, Siria
inauguraba su independencia, hecho que ha sido celebrado socialmente con la
re-afirmación propia de quien acaba de atravesar con éxito un tránsito de
muerte. En efecto, Siria continúa siendo; continúa existiendo y mantiene
perspectiva de futuro. Pues preserva consigo sus Fuerzas Productivas y
potencial de desarrollo, que el Plan imperialista anglo-sión pensaba enajenar
de su organismo mediante la “radical” operación de liquidar el propio organismo
nacional y re-coserlo como apéndice pionero al Proyecto de “El Nuevo Oriente
Medio” (Trade Mark).
En el día de
ayer, la alegría de triunfo se ha medido con el pesar y el pésame colectivos.
El Imperialismo ha mostrado una vez más no ser un mero “tigre de papel”, sino
un tigre dotado de zarpas y fauces para seguir ensangrentando y determinando la
vida de los Pueblos; pero un tigre al fin y al cabo lejos de poseer
omnipotencia, contrariamente a su auto-apología filmada en Holywood, donde
“siempre ganan los buenos”.
Los Kappos de
la ONU y su oportunismo de cavarle el infierno a los Pueblos a través de
supuestas “buenas intenciones”, se han quedado “con dos palmos de narices y
comiéndose las uñas”.
Lo mismo hay
que decir de la farándula “humanitaria” con Sedes Centrales y Secretarías en NY
o en La Haya. De la lagarta de Clinton. De la carrera turca por compartir con
Israel la hegemonía regional. Del fanatismo armado por Contrato. Del sectarismo
“espontáneo”/azuzado por los Jeque-periodistas y sus TV-shows mitad
arenga mitad FX audiovisual. De la Francia nostálgica de re-entré.
De los simios “modernistas” del Golfo ávidos por capitalizar “modernamente” su
tradicional Renta petrolera y en esa clave esculpirse mercados a medida en
nuevos “patios traseros” de inversión; etc.
Siria no va a
ser el clon “Jordania Segunda Edición” y, tanto o más importante, la Dignidad
nacional siria y su fruto victorioso dan un ejemplo que es fuelle para la
efervescencia disidente al Orden, que se sucede en otros lares: en Asia, en
África, en Latino-américa, veremos si en Europa. El Mundo, que quiere emancipación,
se le sube a las barbas al Tío Sam, tanto con más empuje cuanto que el viejo
está en vías de debilitamiento, y tanto más debilitamiento cuanto más se le
suben los países a las barbas: círculo terminal disolvente.
A través de ese
agujero negro USA se escurren de cabeza sus lacayos mundiales, como el Estado
Español, cuyo Capital monopolista acaba de ser golpeado en Argentina por un
micro-revival de peronismo. A tiempo está el Pueblo de edificar su Nuevo
Poder, o continuará siendo -hasta íntegro desfalco y abrasión social- la
nave/escudo que el Tío Sam quema en su intento de reflotarse a sí mismo de su
turbia ponzoña de crisis.
Pero la
victoria del Pueblo no le hace olvidar a éste, primero, que la lucha por la
independencia prosigue a los niveles más básicos (sin ir más lejos, 17 libios,
quienes habían entrado por mar a Latakia y se habían hecho con una base armada
en un pueblo costero, han sido neutralizados ayer en combates con el Ejército).
Y, segundo, que el contexto geopolítico englobante de la re-afirmada
independencia presenta palpables analogías con aquel contexto de independencia
de 1946:
1ª ANALOGÍA:
Hoy como en
1946, la independencia es una “independencia mutilada” respecto de la unidad de
Siria.
Por lo menos
desde el 2500 A.C., las relaciones materiales (productivas, distributivas de
producto sobrante, comerciales, cooperativas, de transmisión cognitiva, de
asentamiento, de itinerancias y de migraciones, de difusión de artes de
subsistencia y de cultura material, de alianza, de co-descendencia y
consanguinidad...) en que se vinculaban los pueblos semitas del Norte
peninsular, deudores de tronco lingüístico común (menos el idioma sumerio),
fueron conformando cierta unicidad de Grupo Humano.
A su vez, esa
materialidad y esa complementariedad de actividades con efectos
social-reproductivos fueron traduciéndose en superestructuras tanto objetivas
(manifestaciones culturales, ramificaciones y convergencias lingüísticas,
modelos de legalidad, relativa confluencia en el hábitat urbano...) como
subjetivas (religiosas, mitológicas y míticas de Origen, de auto-consciencia,
de auto-nombramiento en tanto que agregación humana: Ashuuri para las
gentes y Pueblos, Ashiira para la “comunidad” territorial-poblacional).
Cristalizaba
así la denominada “Siria histórica”, que involucraba a Pueblos y a estructuras
gentilicias en inter-relación a lo largo de una extensión geográfica
comprendida entre el Gran Mar de Amurru (Mediterráneo) al Oeste y las tierras
de Elam (Irán) al Este, así como entre los Montes del Tauro al Norte y el
desierto del Negev al Sur.
Esta realidad
material y antropológica adquirió con los siglos naturaleza político-nacional
como Bilad Al-Sham (“El País del Sham”; Al-Sham es nombre para
Damasco), reuniendo a las actuales Siria, Jordania, Líbano, buena parte de Irak
y la isla de Chipre. Tal unidad político-nacional quedaría hecha trizas con la
irrupción del colonialismo anglo-francés y sus Administraciones territoriales,
para NO verse restituida con la llamada “descolonización”.
A años vista,
vemos los resultados de tal repartición colonialista de influencias y de tal
táctica divisionista:
En Líbano, la
resistencia popular-nacional al “expan-sionismo” no puede apoyarse en el Estado
libanés e incluso se diría que se desarrolla y fortalece muy a pesar del mismo.
Jordania es una
Monarquía-Protectorado especializada en labores de espionaje al tiempo que
válvula de escape-campo de desplazamiento para la tragedia palestina.
Irak está poco
menos que pulverizado y ya desde el verano de 1990 llovió sobre mojado la vieja
táctica citada del “divide y vencerás”, cuando sus hermanos históricos lo
dejaron solo bajo el Plan imperialista genocida -también Siria- y en los meses
siguientes algunos de ellos llegarán a formar comparsa en la “coalición
militar” agresora.
Chipre es una
gigantesca Zona Militarizada para complacencia de la OTAN y para
posicionamiento geo-estratégico del Hegemonismo yankie en el Arco Mediterráneo
Oriental, “tejemanejes de la GLADIO mediante” (práctica del divisionismo y no
menor golpismo/”democratización” alternantes en Grecia y en Turquía).
En fin, hemos
visto qué han sido capaces de diseñar contra una Siria ya aislada y cercada en
sus cuatro puntos cardinales por toda esta lógica que describo.
No nos
escandalicemos: no se trata de re-unir Bilad Al-Sham en el plano
político-institucional contra la autodeterminación de nadie. Pero sí justamente
de subrayar que la independencia de ninguno de sus integrantes históricos es
una independencia con todas las letras, si se afirma como independencia de la
parte divorciada de la independencia del Todo. Porque la comunidad de Fuerzas
Productivas y el potencial tanto de relaciones materiales como de auto-defensa
y disuasión frente al Proyecto y prácticas del sionismo y de su Bloque
imperialista, quedan alienados ya de entrada.
2ª ANALOGÍA:
El sionismo
era la Bestia Negra más o menos latente de la perspectiva siria de futuro ya
en 1946, mientra hoy es su Bestia Negra manifiesta. A su vez, la
independencia integral de la geografía siria y la toma de rumbo hacia su unidad
de actuación, sería la Némesis, la tumba, del sionismo.
El
convencimiento Supremacista medular en el judeo-mesianismo talmúdico (NO DE
LOS JUDÍOS EN SÍ) era un Supremacismo limitado por su propio marco
irracional de movimiento. Flotaba entre endogamia; entre apartamiento; entre
demarcación de fronteras con “el resto”; entre condicionamiento del negocio
conjunto con el gentil a la sustracción de corrosiva cuota de interés a éste;
entre mirada fría, calculadora y despectiva hacia la Terrenalidad “humana”.
Resonaba
envuelto en toda su mitología torahica de Salomón Rey de reyes, del Pueblo Elegido,
de la promisión de Tierra, de las Plagas de Egipto, de la Génesis divina
diferencial, del judaico Paraíso en la Tierra reinante sobre los gentiles o goim,
de los sucesivos Éxodos, del árabe hijo de Caín, de la identificación
exclusivista del judío con los antiguos hebreos y con la descendencia de las
tribus abrahámicas, etc.
Era un delirio
milenario, ya marcadamente intemporal en la Modernidad y a fortiori tras
la Revolución científica, que había sido amasado remotamente entre las agrias
entrañas de un puñado de Rabinos resentidos en su dulce “exilio” bajo
Babilonia, quienes atacaban mentalmente al Mundo con ánimo de armar
ideológicamente un ataque real al Mundo necesario a su hegemonización.
La Cuestión que
nos afecta llega cuando unos señores burgueses recogen en pleno siglo XIX “el
balón” del Supremacismo, lo podan de antiguallas y lo revisten de pretendida
cientificidad (una pseudo-arqueología, una pseudo-historiografía antigua, una
pseudo-filología y una pseudo-lingüística), re-lanzándolo a la nube ideológica
con el nombre de Sionismo.
Este remake
demarca el Punto de inflexión en la historia de la Meta-ideología
judaica-talmúdica, puesto que tal Supremacismo re-aparece inserto no ya bajo
el antiguo marco de irracionalidad (una Psicología de masas, un gran
Consuelo colectivo, un acicate de cohesión e identificación, un capricho, una
concepción y valoración subjetivas nihilistas sobre la especie humana y su
suerte y lugar, una guía para las relaciones sociales con el no-judío, quizás
un sueño y una artimaña de consumar Venganza e imperar...).
La
Meta-ideología re-aparece ahora, en cambio, ubicada en la Racionalidad
de las fracciones judaicas dominantes entre las burguesías monopolistas
de Estado más poderosas del Planeta (GB, Países Bajos, Francia a través del
cordón umbilical francmasón), auténticas creadoras y financieras del Sionismo.
Dichas fracciones monopólicas (imperialistas), dotadas de un marcado “espíritu
de cuerpo y conciencia de pertenencia común”, requieren de un Estado extenso
(el Eretz Israel, “Del Nilo al Éufrates”).
Tal requisito
burgués de “una tierra (falsamente) sin Pueblo para un Pueblo de hombres
sin tierra” se debe a imperativos de Economía Política capitalista: Factores
productivos. Fuerza de Trabajo. Capitales circulantes como el petróleo.
Exportación de capitales y de instalaciones. Búsqueda de una entidad de la que
valerse para desplegar una política exterior integral propia más aún si cabe
que por medio de USA y Europa; etc.
Y tal requisito
se debe, así mismo, a imperativos geopolíticos imperialistas: Ubicación
militar. Dominio territorial. Control de pasos. Tráfico mercantil marítimo.
Solventar contradicciones inter-imperialistas de marcaje del terreno al
zarismo. Contrafuerte frente al rival Imperio otomano y pantalla armada, aunque
finalmente esta contradicción queda solventada tras la Primera Guerra Mundial y
la constitución de la Turquía kemalista.
Tenemos, pues,
de un lado, al ancestral ensueño rabínico babilónico evocativo del mítico
Israel “de los Reyes y de los Jueces” (Israel bíblico con Palestina actual y un
pedazo del Líbano meridional), donde las ovejas deberán volver a ser reunidas y
volver a pacer, tal que con Moisés, como requisito premonitorio al Juicio yahvítico
y a su provisión de la amplia Eretz Israel (tierra de Israel).
Este ensueño
judeomesiánico había sido y vuelto a ser “víctima” de extravío popular a través
de la historia de los judíos: a algunos soñadores se les había aparecido la
figura de Sefarad (Península Ibérica). A los judíos portugueses, mal-llamados
“marranos”, Brasil. Para los comerciantes judíos colonizadores de la mano de
Castilla y para sus descendientes, la tierra destino de la futura Al-Aliyaa
(migración-Elevación) había sido Patagonia. Los (pre-paleo)”sionistas”
cristianos presbiterianos habían identificado en América la tierra de promisión
y se habían creído ellos mismos los descendientes de los antiguos hebreos; el
Pueblo Elegido. En fin, los judíos de Mallorca habían mirado al mar, al
horizonte, hacia Livorno, con melancolía desde su “prisión”-gueto insular,
creyendo tierra de Destino a esa ciudad italiana de liberalidad, de
bien-estancia judía y de desarrollo mercantil.
El elemento
común a todos estos mitos es que la re-unión geográfica en uno u otro punto
precede a la venida del Mesías de los judíos (literalmente, “Salvador”), y, con
él, el asentamiento de “las bases materiales” territoriales de la Hegemonía
terrenal de estos, donde “cada especie de ser” comulga con “el verdadero lugar
particular” que le ha sido conferido por Jehová en su Orden-Arquitectura
Ideado. Sin embargo, la teleología honda, Meta-histórica, se perdía una y otra
vez en el horizonte, yéndose a borrar más allá de las más o menos acuciantes
necesidades de asentamiento, de escapada, de huida, de refugio..., que primaban
entre el vulgo.
La cuestión es
que cuando la historia, y en concreto la evolución del Modo de Producción
capitalista, inserta la premisa de la Al-Aliyaa en una Racionalidad política
de clase/”comunidad” (una super-burguesía imperialista judaica pluri-nacional o
“pluri-Potencia”), precisamente es el viejo rabinismo postmundano el que no
sirve para re-vincular a los “parientes de dios” (literalmente, “Israel”) con
el Destino mundano que necesita dárseles y con el viaje en que se necesita
embarcarles.
Lo hará el
moderno sionismo. Y lo hará apelando más a un “pasado” pseudohistórico escrito
en la Torah y manipulado con “ciencia” y excavadores, donde a Salomón le
rendían vasallaje y pleitesía desde los Faraones al Oeste hasta los
proto-persas al Este, que a ninguna teología de apariciones yahvíticas con
regalos de un territorio acotado entre el Nilo y el llamado “”Río Grande”
mesopotámico. La bandera israelí enmarcará la estrella de David entre una
franja azul superior y otra inferior, Nilo y Éufrates respectivamente; ello en
el Estado con mayor proporción poblacional de ateísmo declarado (cerca del
45%).
Fusión
sintética, pues, de la dialéctica Sionismo-teología talmúdica:
A. La vertiente
más mesiánica en el judaísmo y sus tradiciones idiosincrásicas más
supremacistas: “mero” caudal-instrumento usado y re-dimensionado por el Capital
financiero y su Sionismo.
B. Pero,
simétricamente, el Sionismo: “mero” rostro ideológico ubicado dentro de la
Meta-ideología judeomesiánica que, realizando en la historia el mito de
“Israel” al procurar su materialización en estructura político-militar, lo que
crea en última instancia es...
C. El Estado de
Israel. Un punto de asidero, un dispositivo físico violento y poderoso; paso de
gigante -pero paso al fin y al cabo: medio, mecanismo, Golem, artilugio- en el
camino hacia la realización de la propia Meta-Ideología hegemonista cuyo
alcance e implicaciones son mundiales (versan de afianzar definitivamente y
desarrollar unas relaciones de poder concretas en el seno de la
humanidad).
A tenor de
todas estas consideraciones, se comprenderá porqué el Sionismo se presenta ante
“su mercado” vestido con una dualidad teológico-secular: de un lado mantiene la
Idea-Fuerza de la tierra prometida al Pueblo Elegido (de ahí su mismo nombre en
“rememoración” del Monte Sión en Jerusalén, donde Jehová sella el Pacto
Abrahámico). Pero a la vez aspira a movilizar a un público “modernizado” y al
menos parcialmente “des-mitificado”, de modo que re-define la Al-Aliyaa
(Migración y asentamiento en “Tierra Santa” previa al Armaghedon) en
términos más bien de regreso mundano y profano al supuesto “lugar
de procedencia”.
Este elemento
último de ruptura laicista guarda total coherencia con la Racionalidad
imperialista del sionismo, pues, así como los rabinos del judaísmo mesiánico
pueden esperar, con su resentimiento a cuestas, la estruendosa restitución del
Reino de Israel por Jehová, la burguesía monopolista de Estado no puede
esperar.
De esta
dualidad postmundana/intramundana resulta la conservación/”actualización” de la
premisa de “Ontología diferencial” del judío (y más ante los candidatos árabes
a ser ocupados; los “ahbaroshim” en la Torah, o “ratas”). Premisa a la
que sin embargo se superpone un chovinismo nacionalista “moderno” de ser Luz de
Progreso “occidental” sobre Oriente Medio, casando por lo demás con el Zeitgeist
evolucionista propio del Colonialismo (“ir a sacar a los árabes del
Salvajismo”). Ya no la tradicional hostilidad milenaria, sino ambigüedad de
ésta con un Paternalismo “amigo” en pro de rescatar de sí mismo al lugareño
(salvacionismo al fin y al cabo muy en la matriz del judeocristianismo).
A corriente de este impulso de urgencia de
Estado por parte de las burguesías judías, prolifera la financiación de
asentamientos y migraciones por medio de organizaciones sionistas y de su
“Consejo Mundial Judío” en lo que va del siglo XIX a principios del XX. Una de
las dos grandes trayectorias de migración parte de Rusia. La otra trayectoria
(que tiene por sujetos principales a judíos askenazim), parte desde
territorio imperial Otomano o desde Europa debiendo atravesar igualmente el
Imperio Otomano para llegar a Palestina (Provincia de ese Imperio en aquel
entonces).
Dicho proceso
topa con contradicciones, como las intermitentes negativas otomanas a la
judaización de Palestina. Sin ir más lejos, el 7 de septiembre de 1911 el Gran
Sultán Abd-El-Hamid II reacciona furiosamente ante las Organizaciones sionistas
“internacionales” cuando le piden permiso para colonizar palestina. Procede al
encarcelamiento de varios miembros de la delegación y ordena impedir el
desbordamiento de inmigración judía al Imperio Otomano (inmigración “de paso”
en esa clave táctica sionista). Como la continuación del proceso es materia de
“matrimonio de conveniencia” entre el Imperio británico y el Sionismo, los
segundos redoblarán a partir de 1917 el financiamiento a la victoria de los
primeros en la guerra, mientras los primeros prometen Israel. Derrotados los
Otomanos, el tránsito migratorio se desbloquea (y será auspiciado por Ataturk),
al tiempo que la colonización tiene vía libre en una Palestina por lo demás
transferida a Inglaterra.
Bajo cobijo
británico, el Sionismo irá “acumulando fuerzas” en Palestina (asentamientos,
expropiación de hábitats, demolición de pueblos enteros de fel.laahs
-campesinos- palestinos, robo de tierras, fijación de monopolios sobre
cultivos, aumento poblacional judío promovido por la propia Alemania nazi y su
fletación de titánicos barcos hacia Palestina...).
Casi treinta
años después de la victoria inglesa en la Primera Guerra Mundial, termina la
Segunda y de ahí surge un nuevo marco de relaciones: el Hegemonismo y la Guerra
Fría. La idea de materializar Israel entronca esta vez con las necesidades del
Imperialismo hegemonista USA en tal contexto.
Este
entroncamiento también es atribuible, cómo no, a la amplia y poderosa
composición humana judaica en el carácter de clase dominante en los
Estados Unidos (no importa para el caso si liberal-”izquierdista” en la Costa
Este, republicana y conservadora en las Bolsas de valores o derechista extrema
judeomesiánica fundamentalista en la Costa Oeste).
Tampoco cabe
desdeñar a esos mismos efectos, que en USA importantísimas capas al interior de
la burguesía monopolista de Estado NO judaica profesen el llamado “sionismo
cristiano” característico del calvinismo evangélico; credo religioso que asume
el Imperativo de congregar a los judíos en “Israel” como condición a su
conversión al cristianismo y a ser perdonados y redimidos en el Juicio
Final.
En esos
tiempos, Stalin pecará de oportunismo al ver en Israel la ocasión de oro para
“sacudirse de encima” a la propia oposición sionista-revisionista interior. No
olvidemos que anteriormente el mismo Stalin se había propuesto ensayar un Plan
para “territorializar” y controlar a fracciones judías dominantes dentro de la
proto-burguesía burocrática en germen y formación. El Plan, que no llegó a
avanzarse, había de desenvolverse concentrando al judaísmo en el extremo
oriental de la URSS y dotándolo de una República con total autonomía de gestión
en materia política cultural y religiosa, aunque no económica.
Con el
padrinazgo de las dos “Superpotencias” y generoso suministro de armamento
checoslovaco a partir de 1945 al terrorismo sionista operante en Palestina,
Israel queda creado en 1948 (sólo dos años después de la independencia colonial
siria). Ya he dicho que es Bestia Negra de cualquier noción de independencia
siria, y a lo largo de este último año 2011-12 lo ha demostrado de sobras con
su papel destacado en tramar y movilizar el asedio fascista sobre el país.
3ª ANALOGÍA:
Antes de
1946 como en 2011-12, la lucha por la independencia nacional viene marcada por
Planes sucesivos de “etnizar” Siria con arreglo a factores confesionales,
partiéndola en varios territorios.
En el pasado
los colonialistas franceses se habían ocupado de exponer las líneas de mapa que
ellos mismos habían trazado en relación a Siria (la Jebel Al-Ansariie
para los alawíes, la concentración de drusos en el área desértica meridional o
bien en parte del litoral, la deportación de los católicos maronitas al Líbano,
etc.).
En 2011-2012,
tal empresa de ingeniería social ha correspondido a Israel y al Plan de
re-ordenamiento y partición que ese Estado expuso a través de sus medios de
prensa. Mientras que el Modus Operandi no ha podido ser de comandancia
militar imperial declarada (al menos no de entrada y hasta previsión de OTAN o
de Cascos Azules). Ha corrido a cargo de paramilitares y bandas sectarias que
allanaban el terreno a la partición, forzando desplazamientos poblacionales y
fabricando así la realidad “contra la que” intervenir y “poner orden” con la
vieja batuta en mano de la “segmentación territorial” (recordemos Yugoslavia).
“Etnizando”, confesionalizando y sectarizando la auto-percepción de identidad y
los vínculos inter-subjetivos, se provoca violentamente la espiral de
sentimientos y de respuestas hacia el enfrentamiento llamado “inter-étnico”,
para culminarse con Cartas ONU “de modificación de fronteras” propuestas como
antídoto a la palabra mágica “Etnocidio”.
4ª ANALOGÍA:
Antes de
1946 el viejo colonialismo premiaba y afianzaba el colaboracionismo de Castas
terratenientes (y en menor grado de la burguesía mercantil) que controlaran
con violencia a la colonia siria, y quienes mantuvieran al campo en la
irracionalidad y desorden productivos pre-capitalistas.
Por medio de
ese rentismo terrateniente disfrutador de unas “lagunas agrícolas” suyas no
intervenidas por el cultivo colonial, la Metrópolis se aseguraba un punto de
apoyo socio-político, una base social minoritaria pero pudiente para el consumo
de mercancías metropolitanas, y maniobraba tanto en la producción agraria como
en la extracción de capitales circulantes.
El colonialismo
francés buscó, pues, anclar sus colmillos en las minorías dominantes
pre-coloniales feudales. Sobre todo entre sunníes, tal y como la anterior
dominación Otomana ya se había ocupado de producir/anclarse en Effendis
locales: campesinos propietarios más o menos grandes tanto árabes como turcos
aposentados, explotando el trabajo de los fel.laah y del proletariado
rural en buena parte alawí. Recordemos que en el entramado de Castas fijado por
los turcos sobre Siria, los alawíes no podían tener en propiedad medios de
subsistencia (incluyendo tierras ni cultivos).
Mientras, con
el inicio del siglo XXI y durante casi 10 años el Imperialismo fue también
tratando de gobernar las prácticas sociales de producción en Siria, pero ahora
de acuerdo a la Racionalidad particular imperialista: la exportación de
capitales físicos y de inversión.
Esto último
significa, no ya amparar y promover una clase terrateniente rentista. Sino en
cambio atar la Economía del país a la especialización/reclusión productiva
en dos terrenos: la tierra y los bienes de extracción. Ello por medio de una nomenklatura
terrateniente capitalista “privada” y estatal (no ya rentista), que,
orientando los cultivos hacia el mercado capitalista, acumulara fondos
dinerarios transferibles fiscalmente al Estado (comprador así de capitales
excedentarios metropolitanos). Nomenklatura que en sus fracciones
administrativas sobre inversiones y sobre la tierra, funcionara paralelamente
agenciándose una Tasa de interés por el laissez-fairismo a penetraciones
de capitales, sin adoptar iniciativa productivista alguna.
Dicho
re-ordenamiento imperialista de la economía siria, explica a rajatabla su
propio reflejo en términos de presión sucesiva “exterior” sobre el Gobierno por
implementar las famosas “medidas de reforma”. Así como explica la traducción de
esas presiones en modificaciones jurídicas sobre suelos. En substitución de
créditos blandos cooperativos y bancarios agrícolas por créditos condicionados
a expropiaciones al impago. En concentración de apoyos y de credenciales
operativas en el sector turístico. En desprotección de precios y de
subvenciones en pro de la apertura a la cínicamente llamada “libre competencia”
con importaciones. En manga ancha con la expansión de banca privada. En
relajamiento de requisitos al establecimiento de sociedades y de patentes. En
liquidación de tramos productivos industriales y de ramas; etc.
Esta línea de
obediencia al dictamen imperialista significaba una involución flagrante
respecto de la estructura social de propiedad creada por la Revolución agraria
baazista y la consecuente distribución de tierras, pues estaba ya
proletarizando a miles de sirios e iba a seguir proletarizando a centenares de
miles más, en función de la concentración de cultivos y de la acumulación de
hectáreas tanto a manos privadas como a manos de la burguesía burocrática por
medio de los organismos estatales de planificación y de cobro fiscal.
En ese lapso de
casi una década, las consecuencias de la crisis capitalista “occidental”
(mengua en la compra de algodón, aprietos y trapicheos en la Dictadura de los
mercados imperialistas del petróleo, especulación bursátil sobre factores de
producción de necesaria importación para la agricultura siria y su Soberanía
Alimentaria, consecuente imposición de importar alimentos hiper-inflacionados
especulativamente, etc.) combinadas a las consecuencias de la Política
Económica “anti-crisis” (anti SU crisis) impuesta contra el país por el
imperialismo “occidental” (las “medidas de reforma”
jurídicas-industriales-comerciales antes enumeradas + los pasos en la
dolarización de los pagos a exportaciones sirias), es una combinatoria que obra
deterioro y depauperación en las condiciones de existencia populares.
Desde
2009-2010, la fracción civil del Estado vuelve a ponerse netamente al lado de
los intereses y necesidades populares, dando un giro de 180º en su línea de
Política Económica, y al imperialismo se le agría la cara. Este último irá a
buscar a sus condotieri sobre todo en filas de la burguesía empresarial
privada sunní (de nuevo e igualmente al colonialismo). Burguesía que había ido
desarrollando poder económico a lo largo de la década de “liberalizaciones”,
siéndole prometido por los imperialistas un re-ordenamiento
jurídico-institucional que favoreciera su entronización en el poder político.
No pasa más de año y meses cuando el Imperialismo abre la Caja de Pandora de su
montaje de “Primavera siria”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario