domingo, 20 de junio de 2010

Discurso de Stalin

Mensaje radiofónico de Stalin. Moscú, 3 de julio de 1941.

¡Camaradas! ¡Ciudadanos! ¡Hermanos y hermanas! ¡Hombres de nuestro ejército y armada! ¡Me dirijo a vosotros, mis amigos!

El pérfido ataque militar emprendido contra nuestra patria por la Alemania de Hitler el 22 de junio, continúa.

A pesar de la heroica resistencia del Ejército Rojo y, aunque las mejores divisiones del enemigo y las mejores unidades de las fuerzas aéreas han sido ya aniquiladas y han hallado su fatal destino en el campo de batalla, el enemigo continúa asediando y lanza nuevas fuerzas al ataque.

Las tropas de Hitler han logrado capturar Lituania, una parte considerable de Letonia, la parte occidental de Bielorrusia, Ucrania occidental. Las fuerzas aéreas fascistas están extendiendo el campo de operaciones de sus bombarderos y están bombardeando Murmansk, Orsha, Mogilev, Smolensk, Kiev, Odessa y Sebastopol.

Un serio peligro se cierne sobre nuestro país.

¿Cómo es posible que nuestro glorioso Ejército Rojo se haya rendido en numerosas ciudades y distritos ante los ejércitos fascistas? ¿Es cierto que las tropas fascistas alemanas son invencibles, como lo anuncian sin cesar y con jactancia los propagandistas fascistas? ¡Por supuesto que no!

La historia demuestra que no hay ejércitos invencibles y que nunca los ha habido. Se consideró invencible el ejército de Napoleón pero fue sucesivamente vencido por los ejércitos de Rusia, Inglaterra y Alemania. El ejército alemán del káiser Guillermo en el periodo de la primera guerra imperialista fue también considerado invencible, pero fue vencido varias veces por las fuerzas rusas y anglofrancesas y, finalmente, fue aniquilado por fuerzas anglofrancesas.

Lo mismo debe decirse hoy en día del ejército alemán fascista de Hitler. Este ejército no se ha encontrado todavía con una resistencia seria en el continente de Europa. Sólo en nuestro territorio ha encontrado seria resistencia. Y si, como resultado de esta resistencia, las mejores divisiones del ejército alemán fascista de Hitler han sido vencidas por nuestro Ejército Rojo, significa que ese ejército puede también ser aniquilado como lo fueron los ejércitos de Napoleón y de Guillermo.

Como una parte de nuestro territorio ha sido, sin embargo, tomado por las tropas fascistas alemanas, esto se debe principalmente de que la guerra de la Alemania fascistas sobre la URSS comenzó bajo condiciones que le eran favorables a las fuerzas alemanas y desfavorables a las fuerzas soviéticas. La cuestión es que las tropas alemanas, como país en guerra, estaban ya completamente movilizadas y que las ciento setenta divisiones lanzadas por Alemania contra la URSS y llevadas a las cercanías de las fronteras soviéticas estaban completamente listas, sólo esperando una señal para entrar en acción, mientras que las tropas soviéticas todavía debían efectivizar la movilización y llegar hasta las fronteras.

De no poca importancia en este aspecto es el hecho de que la Alemania fascista repentinamente y de manera traicionera violó el pacto de no agresión que había acordado en 1939 con la URSS, sin considerar el hecho de que sería considerada ante todo el mundo como la agresora.

Naturalmente, nuestro pacífico país, no deseando tomar la iniciativa de romper el pacto, no tuvo más remedio que responder a la perfidia.

Puede que uno se pregunte cómo el gobierno soviético consintió en sellar un pacto de no agresión con demonios tan traicioneros como Hitler y Ribbentrop. ¿Fue un error por parte del gobierno soviético? ¡Por supuesto que no!

Los pactos de no agresión son pactos de paz entre dos Estados. Fue ése un pacto que Alemania nos propuso a nosotros en el año 1939.

¿Podría el gobierno soviético haber declinado tal propuesta? Creo que ningún Estado amante de la paz podía haber rechazado un tratado de paz con un Estado vecino, aunque este último sea gobernado por dos seres desalmados y caníbales como Hitler y Robbentrop.

Todo esto se basa, por descontado con una sola condición, que este tratado de paz no inflingiera de manera directa i indirecta la integridad territorial, la independencia y el honor del Estado amante de la paz.

Como es sabido, el pacto de no agresión entre Alemania y la URSS es precisamente un pacto de esa naturaleza.

¿Qué ganamos nosotros al sellar un pacto de no agresión con Alemania? Aseguramos la paz en nuestro país durante un año y medio y tuvimos la oportunidad de preparar las fuerzas para repeler a la Alemania fascista en el caso que ella, a pesar del pacto, arriesgara un ataque en contra de nuestro país. Eso fe definitivamente una ventaja para nosotros y una desventaja para la Alemania fascista.

¿Qué ha ganado la Alemania fascista y qué ha perdido al romper traicioneramente el pacto y atacar a la URSS?

Ha obtenido durante un breve periodo una cierta posición ventajosa para sus tropas pero ha perdido políticamente al exponerse ante los ojos del mundo entero como una fuerza agresora sedienta de sangre.

No hay dudas de que esta breve victoria militar para Alemania es solamente un episodio, mientras que la tremenda victoria política de la URSS es un serio factor duradero que va a determinar la formación de los cimientos para el desarrollo de logros militares sucesivos del Ejército Rojo en la guerra en contra de la Alemania fascista.

Es por eso que la totalidad de nuestro valiente Ejército Rojo, la totalidad de nuestra valiente armada, todos nuestros halcones del aire, todos los ciudadanos de nuestro país, los mejores hombres y mujeres de Europa, América y Asia, finalmente, los mejores hombres de Alemania, condenan los traicioneros actos de la Alemania fascista y simpatizan con el gobierno soviético, aprueban la conducta del gobierno soviético, y ven que la nuestra es una causa justa, que el enemigo será derrotado, que vamos a obtener la victoria.

Por virtud de esta guerra a la cual nos vimos obligados, nuestro país pelea a muerte con el más pérfido y malicioso de los enemigos: el fascismo alemán. Nuestras tropas están peleando heroicamente en contra de un enemigo armado hasta los dientes con tanques aviones.

Sobreponiéndose a enormes dificultades, el Ejército Rojo y la Armada Roja están disputándose sacrificadamente cada pulgada del suelo soviético. Las fuerzas principales del Ejército Rojo están entrando en acción con miles de tanques y aeroplanos. Los hombres del Ejército Rojo están desplegando un valor inigualable. Nuestra resistencia al enemigo está creciendo en fuerza y poder.

Codo a codo con el Ejército Rojo, el pueblo soviético en su conjunto se levanta en defensa de nuestro suelo patrio.

¿Qué se requiere para poner fin al peligro que se cierne sobre nuestro país y qué medidas se deben tomar para aniquilar al enemigo?

Por encima de todo, es esencial que nuestra gente, el pueblo soviético, comprenda la inmensidad del peligro que amenaza a nuestro país y que abandone toda complacencia, todo ese descuido, ese clima de trabajo constructivo pacífico que era tan habitual antes de la guerra y que hoy en día, cuando la guerra lo ha cambiado fundamentalmente todo, resulta algo fatal.

El enemigo es cruel e implacable. Está dispuesto a apoderarse de nuestras tierras regadas con nuestro sudor, a apoderarse de nuestro grano y petróleo conseguido con nuestro trabajo. Está dispuesto a restaurar el sistema de los patrones, a restaurar el zarismo, a destruir la cultura nacional y la existencia del estado nacional de los rusos, ucranianos, bielorrusos, lituanos, letones, estonios, uzbekistanos, tártaros, moldavos, georgianos, armenios, azerbaijanos y otros pueblos libres de la Unión Soviética para germanizarlos, para convertirlos en esclavos de los príncipes y barones alemanes. Es por eso que éste es para la Unión Soviética un asunto de vida o muerte, para los pueblos de la URSS; el tema es si los pueblos de la Unión Soviética continuarán siendo libres o caerán en la esclavitud.

El pueblo soviético debe comprender esto y abandonar toda complacencia, debe movilizarse y reorganizar el trabajo de nuevo, sobre las bases de los tiempos de guerra, en donde no hay piedad para con el enemigo.

Más aún, no tiene que haber espacio en nuestras filas para los quejumbrosos y los cobardes, para quienes diseminan el pánico y par los desertores.

Nuestra gente no debe conocer el temor en la lucha y debe unirse desinteresadamente en nuestra patriótica guerra de liberación, nuestra guerra en contra de los esclavistas fascistas.

Lenin, el gran fundador de nuestro Estado, decía que la virtud principal de los bolcheviques debía ser el coraje, el valor, la ausencia de temor en la lucha, la presteza para la lucha, junto con el pueblo, en contra de los enemigos de nuestro país.

Esta espléndida virtud de los bolcheviques debe convertirse en la virtud de los millones del Ejército Rojo, de la Armada Roja, de todas las personas de la Unión Soviética.

Todo nuestro trabajo debe reorganizarse de inmediato alrededor de los preparativos de una guerra, todo debe estar subordinado a los intereses del frente y a la tarea de la organización de la aniquilación del enemigo.

La gente de la Unión Soviética ve ahora que no hay manera de docilitar al fascismo alemán en su furia salvaje y en su odio por nuestro país, que ha asegurado a todos los trabajadores trabajo con libertad y en prosperidad.

La gente de la Unión Soviética debe levantarse en contra del enemigo y defender sus derechos y su tierra. El Ejército Rojo, la Armada Roja y todos los ciudadanos de la Unión Soviética deben defender cada pulgada de suelo soviético, deben luchar hasta la última gota de sangre por nuestros pueblos y aldeas, deben desplegar la atrevida iniciativa e inteligencia que son inherentes a nuestra gente.

Debemos organizar asistencia para nuestro Ejército Rojo en todas partes, asegurar refuerzos poderosos para sus filas y el suministro de todo lo que se necesite, debemos organizar el rápido trasporte de las tropas y las cargas militares y la ayuda extensiva a los heridos.

Debemos fortalecer al Ejército Rojo, subordinando toda nuestra tarea a esta causa. Todas nuestras industrias deben comenzar a trabajar con enorme intensidad para producir más rifles, ametralladoras, artillería, municiones, proyectiles, aviones; debemos organizar la protección de las fábricas, centrales eléctricas y de comunicaciones telegráficas y telefónicas y organizar efectivas precauciones ante los ataques aéreos en todas las localidades.

Debemos librar una lucha sin cuartel en contra de quienes desorganizan el país, los desertores, los sembradores de pánico, los que diseminan rumores; debemos exterminar a los espías, a los estrategas y a los paracaidistas enemigos, brindando rápida ayuda a todos nuestros batallones destructores.

Debemos tener presente que el enemigo es habilidoso, inescrupuloso, experimentado en el engaño y la diseminación de rumores falsos. Debemos calcular todo esto y no ser víctimas de la provocación.

Todo quien con su cobardía y sembrando el pánico dificulte el trabajo de la defensa, no importa quién sea, debe ser de inmediato llevado a rastras ante un tribunal militar. En caso de un repliegue forzado de las unidades del Ejército Rojo, se debe evacuar todo el material rodante, no se le debe dejar al enemigo un solo motor, un solo coche, ni una onza de grano o galón de combustible.

Los granjeros de las granjas colectivas deben sacar el ganado y entregar el grano a las autoridades del Estado en donde estará a salvo para que se lo trasporte lejos del frente. Todas las propiedades valiosas, incluyendo los metales no ferrosos, grano y combustible que no puedan ser retirados, deben sin excepción ser destruidas.

En las áreas ocupadas por el enemigo, se deben formar unidades de guerrilla, montadas o a pie, se deben organizar grupos de estrategas para combatir las tropas del enemigo, para fomentar la lucha en todas partes, para destruir puentes y caminos, dañar las líneas telefónicas y telegráficas, incendiar bosques, depósitos, trasportes.

En las regiones ocupadas las condiciones deben hacerse intolerables para el enemigo y sus secuaces. Se les debe perseguir y aniquilar a cada paso y se deben frustrar todas sus medidas.

Esta guerra en contra de la Alemania fascista no puede ser considerada una guerra corriente. No es sólo una guerra entre dos ejércitos, es también una enorme guerra de todo el pueblo soviético en contra de las fuerzas fascistas alemanas.

El objetivo de esta guerra nacional en defensa de nuestro país en contra de los opresores fascistas no es sólo la eliminación del peligro que se cierne sobre nuestro país sino el ayudar a todos los pueblos europeos que sufren bajo el yugo del fascismo alemán.

En esta guerra de liberación no estaremos solos. En esta gran guerra tendremos aliados leales en los pueblos de Europa y América, incluyendo al pueblo alemán que está esclavizado por el despotismo de Hitler.

Nuestra guerra para la liberación de nuestro país se unirá a la lucha de los pueblos de Europa y América por su independencia, por sus libertades democráticas.

Será un frente unido de pueblos que luchan por la libertad en contra de la esclavitud y la amenaza de esclavitud de los ejércitos fascistas de Hitler.

En relación a esto, el histórico discurso del primer ministro británico, Churchill, que considera el suministro de ayuda a la Unión Soviética y la declaración del gobierno de Estados Unidos que declara su voluntad de prestar ayuda a nuestro país, lo cual sólo puede provocar un sentimiento de gratitud en los corazones de los habitantes de la Unión Soviética, son algo totalmente comprensible y sintomático.

Camaradas, nuestras fuerzas son innumerables. El altanero enemigo aprenderá pronto esto a sus expensas. Codo a codo con el Ejército Rojo miles de trabajadores, granjeros de las granjas colectivas e intelectuales se están levantando para pelar en contra del enemigo agresor. La masa de los nuestros llegará a los millones.

Los trabajadores de Moscú y Leningrado han comenzado ya a formar vastos reclutamientos populares para ayudar al Ejército Rojo. Estos reclutamientos populares se deben realizar en cada ciudad que corre peligro de una invasión enemiga, todos los trabajadores deben ser reclutados para defender nuestra libertad, nuestro honor, nuestro país, en nuestra patriótica guerra en contra del fascismo alemán.

Para asegurar la rápida movilización de todas las fuerzas de la URSS y para repeler al traicionero enemigo que atacó a nuestro país se ha formado un Comité Estatal de Defensa en cuyas manos se ha revestido el entero poder del Estado.
El Comité Estatal de Defensa ha comenzado sus funciones y su llamada a la gente para que apoye al partido de Lenin-Stalin y al gobierno soviético, así como también apoye desinteresadamente al Ejército Rojo y a la Armada, aniquile al enemigo y asegure la victoria.

¡Qué todas nuestras fuerzas apoyen al heroico Ejército Rojo y a la gloriosa Armada Roja! ¡Qué todas las fuerzas del pueblo se unan para la destrucción del enemigo!

¡Adelante, ha la victoria!

¡Camaradas! ¡Ciudadanos! ¡Hermanos y hermanas! ¡Hombres de nuestro ejército y nuestra marina! ¡Me dirijo a vosotros, amigos míos! El pérfido ataque militar emprendido contra nuestra patria el 22 de junio por la Alemania de Hitler sigue adelante.

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