jueves, 16 de septiembre de 2010

Marvin Harris sobre el marxismo (2)


La influencia de Marx

Muchos han sostenido que Marx estaba equivocado; muy pocos han pretendido que sus ideas se deban, o puedan, ser ignoradas. La pretensión de Pitirim Sorokin de que un tal Georg Wilhelm von Raumer se anticipó a la «concepción económica de la historia» no ha conseguido ni desviar la atención de Marx ni rescatar a von Raumer de la oscuridad. Sorokin es uno de los pocos que han afirmado que Marx y Engels estaban tan lejos de ser los Darwin o los Galileo de la ciencia social que «ni siquiera hay razón para considerar que su contribución científica esté por encima de lo normal» Mas la obra completa de las más sobresalientes figuras de la sociología no marxista del siglo XX constituye un testimonio en contra de esa pretensión resentida. Casi la totalidad de la galaxia de las grandes figuras de la sociología de principios del siglo XX está compuesta por científicos que, como dice el sociólogo no marxista T. B. Bottomore, «discuten a Marx». Es sencillamente imposible entender a Max Weber, Emile Durkheim, Georges Sorel, Wilfredo Pareto o George Simmel sin tomar en consideración el hecho de que vienen después de Marx, y lo mismo puede decirse de Thorstein Veblen, Werner Sombart, Kart Mannheim, Lester Ward y Alfred Séller.

Incluso para entender a Sorokin hay que tomar en cuenta primero y ante todo su odio contra el bolchevismo. Históricamente resulta indiscutible que ninguna figura del siglo XIX ha ejercido sobre la sociología no marxista del siglo XX una influencia que en algún aspecto puede compararse a la de Marx y Engels. Tampoco es posible negar que, con independencia de las cuestiones políticas, esa preeminencia es totalmente merecida. Una cosa es comparar a Marx con Max Weber, el más grande de sus críticos del siglo XX, y otra enteramente distinta compararlo con alguno de sus vacilantes contemporáneos. El no marxista que sepa historia y esté enterado de los errores de Marx, respecto a los hechos y respecto a la teoría, ha de estar enterado también de los dislates y de las vaguedades de Comte, o de J. S. Mill, o de H. Spencer. En último extremo, la afirmación de Engels junto a la tumba de Marx se podría reducir a esto: o bien Marx (con la ayuda de Engels) fue el Darwin de las ciencias sociales, o si no, nadie lo ha sido. Por citar aún a otro sociólogo eminente que se declara no marxista, C. Wright Mills: Kart Marx «fue el pensador social y político del siglo XIX». Pero lo que desde luego todavía está por demostrar es que esta eminencia, que no puede discutírsele, la deba a que su contribución científica a las ciencias sociales sea análoga a la que Darwin prestó a las ciencias naturales. La mayor parte de los científicos sociales no marxistas parecen pensar que su Darwin no ha nacido todavía.

¿Descubrió Marx la ley de la evolución cultural?

En mi opinión, Engels tenía razón cuando atribuía a Marx el «descubrimiento de la ley de la evolución humana». Mas entiéndase bien que es posible compartir esta opinión y negar, sin embargo, que el papel de Marx en el desarrollo de la ciencia social sea comparable al de Darwin en el desarrollo de la biología. Marx formuló un principio que era por lo menos tan poderoso como el principio darvinista de la selección natural, un principio general que mostraba cómo se podía construir una ciencia de la historia humana. Mas ese principio no lo vislumbró hasta después de un largo viaje a través de la filosofía hegeliana y en medio de una carrera política consagrada a la predicación de la inminente revolución proletaria. Estas dos circunstancias tuvieron consecuencias nefastas para la posible fundación por Marx de una verdadera ciencia de la historia. Para poder aplicar la «ley de la historia» de Marx, el científico social no marxista tiene que despojarla de sus adherencias hegelianas y políticas; las primeras, con su pesada palabrería; las segundas, con su deuda pendiente para con el comunismo decimonónico. Lo que queda, difícilmente podrá resultar satisfactorio para el marxista doctrinario, porque ya no es principalmente una teoría de la revolución proletaria en la sociedad capitalista euroamericana. Liberada del peso de la dialéctica y de la necesidad de ofrecer no sólo una teoría, sino también una ideología de la revolución, la sociología de Marx le ha de parecer al creyente extrañamente poco interesante. Mas incluso este Marx deshegelianizado y desproletarizado subsume varias de las principales tendencias de la teoría antropológica contemporánea y desafía a todas las restantes.

1 comentario:

  1. ¿Como vine a parar a este tema?: (el que siempre me interesó,pero no desarrollé)fue a raiz de una nota de MARCOS AGUINIS, aparecido en el diario LA NACION el 20/4/12 titulado EL ALIENTO DE LA VIDA, sobre el aborto. En el foro alguien sugirió leer a Marvin Harris. Aunque todavía no encontré el punto de conexión, creo que aporta. Elsa Erezuma-Rosario

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