lunes, 4 de octubre de 2010

Marvin Harris sobre el marxismo (7)

Marx y la antropología

No hay la menor duda de que muchos antropólogos contemporáneos comparten el convencimiento de que Marx y Engels carecen de interés para la historia de la teoría antropológica. Robert Lowie ni siquiera incluyó sus nombres en si índice, mientras que T. k. Penniman no dedica a Marx más que unas pocas líneas deslavazadas, e Irving Hallowell menciona a Comte y a Buckle, pero a Marx no. Según Alfred Meyer, la antropología cultural “se desarrolló con entera independencia del marxismo”. Es evidente que esta falta de interés es inmerecida. En el estudio por Marx y Engels de la evolución cultural hay aspectos que aún no hemos visto que exigen que volvamos a colocar su obra en la corriente central de la historia de la teoría antropológica. En primer lugar, aunque inicialmente Marx y Engels descuidaran los daros etnográficos, su formulación de los principios de la evolución cultural quiso ser una contribución al análisis de las similitudes y de las diferencias culturales válida para todos los tipos culturales. A este respecto, su contribución fue estrictamente análoga al principio darvinista de la “selección natural”, un principio explicativo aplicable no a una sola especie ni a un solo género, sino a la evolución de todas las formas vivas. En segundo lugar, al final de su vida Marx aprovechó la oportunidad que le proporcionó la publicación de Acient society, de Morgan, para compensar el descuido en que había tenido al mundo primitivo. Los resúmenes y las glosas que dejó movieron a Friedrich Engels a publicar El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, lo que, como veremos, hace que resulte falsa la afirmación de Meyer de que la antropología cultural se desarrolló sin relación con el marxismo. Mas expongamos primero las teorías marxistas por sí mismas.

Marx y el principio de la selección cultural

En el prefacio a la Crítica de la economía política (no publicado en la edición original de 1859), Marx resume su estrategia para llegar a una explicación de la evolución más próximo al principio darvinista de la selección natural:

En el desarrollo de la producción social, los hombres entran en relaciones definidas que son indispensables e independientes de su voluntad; esas relaciones de producción corresponden a un estado definido de desarrollo de sus fuerzas materiales de producción. La suma total de esas relaciones de producción constituye una estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se elevan las superestructuras legal y política y a la que corresponden formas definidas de conciencia social. El modo de producción en la vida material determina el carácter general de los procesos sociales, políticos y espirituales. No es la conciencia de los hombres la que determina su existencia social, sino al contrario, su existencia social determina su conciencia.

A partir de aquí la exposición de Marx deja de referirse a la vida social en general y se refiere sólo, aunque no menos lúcidamente, a la sociedad de clases. Así nos dice que “las fuerzas materiales de producción entran en conflicto con las relaciones de producción existentes” y que en ese momento comienza “el periodo de revolución social” durante el cual “toda la inmensa superestructura se transforma con mayor o menor rapidez”. El componente hegeliano y el activismo político de Marx se mezclan aquí con su estrategia general.

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