Hay un núcleo común de significado entre el uso de Kuhn y los otros usos del término, no obstante. En cada uso, el paradigma sería una especie de modelo para ser copiado. En el sentido utilizado por Kuhn, se trata de un modelo de práctica científica que consigue adhesiones y que pone en marcha una tradición científica coherente de pensamiento, investigación, reglas y experimentos, como por ejemplo la astronomía ptolemaica, la dinámica aristotélica o la física espacio-temporal einsteniana. Éstos son paradigmas globales, grandiosos, pero los paradigmas científicos --o de otro tipo-- pueden ser más estrechos y especializados que los anteriores, como la teoría corpuscular de la óptica (debida a Newton), o la teoría mecánica ondulatoria de la materia (debida a Louis de Broglie). Los estudiantes de historia de la ciencia a menudo quedan fascinados al ver las ilustraciones de los manuscritos que, durante cientos de años, mostraban al ojo humano emanando rayos que chocaban e "iluminaban" los objetos a los que eran dirigidos por el ojo, permitiendo así supuestamente la visión humana. Esta difunta teoría de la visión es un tipo de paradigma especializado.
Justo antes de la época de Benjamin Franklin, muchos "electricistas" --como entonces se llamaban a sí mismos los investigadores de la electricidad en el mundo de habla inglesa-- comenzaron a pensar que la electricidad era algún tipo de fluido, porque se descubrió que los cuerpos eléctricamente cargados no sólo se atraían y rechazaban entre sí, sino que la electricidad también podía ser conducida de un cuerpo a otro por una conexión de "fontanería", como el cable de la famosa cometa de Benjamin Franklin. Éste era el paradigma de la "electricidad como fluido" --ahora abandonado y reemplazado por un paradigma diferente de la electricidad, el del "movimiento libre de los electrones, normalmente unidos en átomos y moléculas"-- que condujo a la fabricación y experimentación con las famosas botellas de Leyden, usadas en tiempos de Franklin. Eran frascos de vidrio forrados exterior e interiormente de metal, que se descubrió podían almacenar la electricidad. Las botellas están hechas para albergar fluidos. El paradigma de la "electricidad como fluido" tenía mucho que ver con la invención original y la fabricación de estas botellas. A los estudiantes modernos de ciencias se les cuenta que estas botellas fueron utilizadas por los primeros experimentalistas, y que hoy sólo sobreviven por su interés histórico y para hacer "demostraciones". Esto último es cierto, pero esta fácil explicación oculta por qué se le ocurrió a alguien fabricarlas por vez primera, porque tales botellas se interpretan actualmente en términos del paradigma moderno de la electricidad, en el que la botella se ve como un "condensador". Este término todavía contiene un eco remoto de alguna especie de sustancia fluida, como los términos "escape" y "saturación". Ya que los estudiantes modernos saben que los condensadores eléctricos no llevan agua ni ningún otro líquido, las explicaciones comunes sobre la fabricación de las botellas de Leyden dejan en los estudiantes un sentimiento insatisfecho de incongruencia.
El estudio de los paradigmas prepara al estudiante para ser miembro de una comunidad científica particular, en la que se espera que continúe su propia práctica dentro de un paradigma aceptado. Tal paradigma compartido es fruto del acuerdo entre los miembros de una profesión sobre ciertas reglas específicas y sobre las normas de la práctica científica, acuerdo adoptado entre los que comparten la misma visión del mundo o de los fenómenos que estudian. Un paradigma, en este sentido, es más fundamental que los axiomas, teorías o reglas científicos. Éstos son el resultado de ver el mundo o un grupo más pequeño de fenómenos desde un cierto punto de vista (paradigmático) --y no al revés.
Comúnmente se piensa que la historia de la ciencia procede según la concepción de Sir Francis Bacon: a medida que pasa el tiempo, los investigadores sencillamente acumulan cada vez más datos y, sobre esta reserva creciente de datos, se aplican modos cada vez más ingeniosos y rigurosos de pensamiento, sacando todas las implicaciones y sintetizando todo lo conocido hasta el momento. Esta es la idea ingenua que Kuhn ha demostrado errónea. Según Kuhn, la ciencia progresa por cambios de paradigma, no por mera acumulación y análisis de datos.
Antes de que una ciencia alcance un cierto nivel de desarrollo o madurez, cualquier profano inteligente y de cultura media puede leer los libros seminales, como El Origen de las Especies de Charles Darwin, en el que se presentó una nueva teoría de la evolución. No obstante, los profanos encuentran que los textos más modernos sobre la teoría evolutiva son prácticamente imposibles de leer. Suelen atribuir este fracaso a una carencia de entrenamiento especializado; lo cual es seguramente cierto, pero omite la razón principal, que no consiste simplemente en que un profano carezca del vocabulario especializado de las ciencias desarrolladas o avanzadas. Tampoco es una carencia de inteligencia o de capacidad científica fundamental, como en general piensan algunos perplejos. La razón auténtica, en este caso, es la falta de exposición al paradigma compartido y de aceptación de dicho paradigma, implícita o tácitamente asumido en la literatura científica avanzada. La teoría de Einstein de la relatividad general desconcierta a muchos profanos porque no comparten la visión del mundo de Einstein, una visión en la que el espacio-tiempo puede ser "curvo". Lo que es más, el espacio, para tales profanos, está separado y es diferente del tiempo, y no es precisamente el tipo de cosa que pueda ser "curva". Cuando Einstein era joven, no sólo los profanos, sino también eminentes físicos y astrónomos profesionales, según Hyman Levy --del Colegio Imperial de la Ciencia de Londres--, fueron presa de "un furioso sentimiento de incoherencia" durante una de las primeras conferencias de Einstein sobre la relatividad y la nueva concepción del Espacio-Tiempo.
Los nuevos paradigmas sustituyen a los antiguos, pero no sin lucha ; aunque, como se explica más adelante, las luchas no son suficientes. Las viejas costumbres deben morir. ¡La lucha es a muerte! El reemplazo de un paradigma por otro, en general, no ocurre cuando los científicos más jóvenes convencen a los más viejos de que acepten una visión nueva y "mejor". La teoría heliocéntrica de Copérnico de que la Tierra gira alrededor del sol (y no al revés) no fue aceptada hasta que el matemático platónico y adorador del sol Johannes Kepler adoptó el sistema copernicano --que era todavía prácticamente ptolemaico-- y lo hizo reconociblemente moderno. (La propia teoría y los escritos de Copérnico, a los ojos de los lectores modernos, todavía parecen completamente medievales --y de hecho lo son). Entonces, de repente, el sistema de Copérnico fue aceptado. Max Planck, co-descubridor junto con Einstein del quantum de energía, dijo que "una nueva verdad científica no triunfa convenciendo a sus opositores y haciéndoles ver la luz, sino más bien porque sus opositores finalmente mueren, y una generación familiarizada con la nueva verdad se desarrolla y crece". Para la Kremlinología, esto significa que los paradigmas totalitarios de la sociedad soviética, ejemplificados en las "teorías" del Terror Estalinista bosquejadas anteriormente (que se describen y examinan detalladamente a continuación), nunca serán reemplazados y enterrados por paradigmas nuevos, hasta que ellos mismos no sean enterrados junto con sus defensores principales –como los ya ancianos Robert Conquest y David Joravksy--, no importa cuánta evidencia refutatoria provenga de los archivos soviéticos recién disponibles desde la ‘glasnost’.
La transición a un paradigma nuevo es abrupta, cuando repentinamente el especialista y el profano por igual parecen experimentar una transformación en su visión del mundo.
Después de la revolución copernicana, por ejemplo, el universo fue visto como mucho más grande, y la gente comenzó a pensar que los cuerpos celestes "errantes" (los planetas) podían parecerse a la Tierra de algún modo. Tras la aceptación de un paradigma nuevo, una erupción de nuevos descubrimientos se materializa repentinamente, a medida que la nueva visión del mundo parece conformar no sólo la forma en que la gente ve las cosas, sino también la forma en que las busca. Tras sólo cincuenta o sesenta años después de la muerte de Copérnico, las montañas de la luna fueron "advertidas" por primera vez, las fases de Venus observadas, y un número inmenso de estrellas antes "inadvertidas" se catalogaron. Varios siglos antes los chinos habían observado manchas solares (demostrando así que el sol cambiaba, algo que era negado por el sistema pre-copernicano, romano y ptolemaico adoptado por la Iglesia) y también descubrieron estrellas nuevas (las novas, igualmente imposibles en el universo ptolemaico). Sin embargo, los europeos nunca observaron ninguno de estos fenómenos hasta que hubo ocurrido un cambio de paradigma que dio lugar al sistema copernicano. Esto demuestra que un paradigma puede actuar como una forma insidiosa de "túnel de realidad".
Philip E. Panaggio: STALIN Y YEZHOV: UNA VISIÓN EXTRA-PARADIGMÁTICA
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