Por increíble que parezca, durante los últimos cincuenta y tantos años, sólo dos escritores occidentales no marxistas, que tampoco eran defensores o abogados del comunismo ni del antiguo sistema soviético, han realizado estudios de la sociedad estalinista basados en pruebas empíricas, en vez de guiarse únicamente por el paradigma totalitario y por las memorias y agendas de refugiados, de propagandistas, y de los encantadores y talentosos intelectuales rusos que encontraron un hogar y un público absorto en Occidente. Los dos estudiosos son Zbigniew Brzezinski y Merle Fainsod. (Nótese que si se está de acuerdo con sus conclusiones, o si Brzezinski y Fainsod están de acuerdo entre ellos, no es pertinente respecto a si basaron realmente sus conclusiones en pruebas empíricas o antes bien se dejaron guiar únicamente por el paradigma totalitario). Brzezinski trabajó en base a la información recogida en un proyecto de entrevistas a exiliados realizado en la Universidad de Harvard. Fainsod estudió cuidadosamente los Archivos de Smolensk, que habían estado disponibles para los investigadores occidentales mucho antes de la ‘glasnost’, debido a que fueron capturados por los alemanes en la Segunda Guerra Mundial y posteriormente cayeron en manos americanas al final de la guerra. Estos archivos se guardan actualmente en el Archivo Nacional estadounidense y han estado disponibles durante algún tiempo en forma de microfilms en la Imprenta del Gobierno Americano. Sin embargo, estudiarlos es algo que un historiador preferiría evitar, porque los archivos parecen ser restos salvados del fuego al azar por las autoridades de ocupación alemanas. La mayor parte del material está carbonizado y el resto es muy difícil de descifrar. Es mucho más fácil para un historiador hablar y escribir ex cathedra, usando el modelo totalitario y las afirmaciones no verificadas que encajan en dicho modelo, como hizo el “experto” Timothy J. Naftali, Miembro Investigador de la Universidad de Virginia, en un reciente documental de la CNN. Asistido por un “panel de expertos” para la realización del programa, el Sr. Naftali reiteró las nociones convencionales de que, durante los Procesos de Moscú en los últimos años 1930, Stalin eliminó a los Viejos Bolcheviques con los que "ya no podía trabajar más", como el Sr. Naftali expresó con seguridad. Veremos en esta misma sección que un cuidadoso análisis estadístico del nuevo material de archivo no apoya tales aseveraciones.
Como consecuencia de su propia investigación escrupulosa sobre un único archivo (dañado), Fainsod se vio obligado a concluir que en la región de Smolensk, en la Unión Soviética, el sistema político sólo podía ser caracterizado como un "totalitarismo ineficiente". Con esta expresión no quería decir que el sistema económico o político fuese ineficiente –fuera éste o no el caso. Lo que quería decir, sencillamente, era que el modelo totalitario no encajaba con lo que descubrió en los archivos de Smolensk acerca de lo que ocurría en esta región. Si se quiere saber lo que Fainsod no encontró en esta región, el paradigma totalitario se muestra de gran utilidad: todo lo que hay que hacer es volver al bosquejo del paradigma formulado por Getty y Manning y poner la apropiada flexión negativa del verbo en cada frase. Por ejemplo: "La ideología y la violencia no eran monopolios de la elite dirigente, que no enviaba sus órdenes de arriba abajo a lo largo de una cadena pseudomilitar de mando", etc. Al proponer la expresión "totalitarismo ineficiente", Fainsod estaba siendo empíricamente honesto, aunque aún pretendía mantenerse dentro del paradigma dominante. Como ya se ha dicho, los paradigmas nunca son abandonados fácilmente por los que han sido entrenados para desarrollar su práctica dentro de los mismos. Los pequeños ajustes del modelo –para no tener que desecharlo en su totalidad-- parecen estar cerca del límite de las capacidades de un individuo adulto practicante previamente entrenado a lo largo de su vida, lo que es una de las razones de que Arthur Koestler describiera a los seres humanos como "sonámbulos". Si Koestler está en lo cierto, ser entrenado en un paradigma profesional concede a alguien capacidades nuevas y deseables, pero ello le ciega tanto como le ilumina.
Como consecuencia de su propia investigación escrupulosa sobre un único archivo (dañado), Fainsod se vio obligado a concluir que en la región de Smolensk, en la Unión Soviética, el sistema político sólo podía ser caracterizado como un "totalitarismo ineficiente". Con esta expresión no quería decir que el sistema económico o político fuese ineficiente –fuera éste o no el caso. Lo que quería decir, sencillamente, era que el modelo totalitario no encajaba con lo que descubrió en los archivos de Smolensk acerca de lo que ocurría en esta región. Si se quiere saber lo que Fainsod no encontró en esta región, el paradigma totalitario se muestra de gran utilidad: todo lo que hay que hacer es volver al bosquejo del paradigma formulado por Getty y Manning y poner la apropiada flexión negativa del verbo en cada frase. Por ejemplo: "La ideología y la violencia no eran monopolios de la elite dirigente, que no enviaba sus órdenes de arriba abajo a lo largo de una cadena pseudomilitar de mando", etc. Al proponer la expresión "totalitarismo ineficiente", Fainsod estaba siendo empíricamente honesto, aunque aún pretendía mantenerse dentro del paradigma dominante. Como ya se ha dicho, los paradigmas nunca son abandonados fácilmente por los que han sido entrenados para desarrollar su práctica dentro de los mismos. Los pequeños ajustes del modelo –para no tener que desecharlo en su totalidad-- parecen estar cerca del límite de las capacidades de un individuo adulto practicante previamente entrenado a lo largo de su vida, lo que es una de las razones de que Arthur Koestler describiera a los seres humanos como "sonámbulos". Si Koestler está en lo cierto, ser entrenado en un paradigma profesional concede a alguien capacidades nuevas y deseables, pero ello le ciega tanto como le ilumina.
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