Revolución agroindustrial en Bulgaria
(Aldea de Dunavtsi, en el departamento de Vidin, noroeste de Bulgaria. En primer plano, el almacén de la cooperativa y, detrás, las oficinas del complejo agroindustrial)
Antes de la Segunda Guerra Mundial Bulgaria era un país agrícola atrasado. La tierra estaba dividida en 12 millones de parcelas, con lo cual la productividad era baja y la situación socioeconómica deficiente. Los campesinos cultivaban la tierra con arados de madera o simples rastras de hierro, segaban con hoces y trillaban todavía el trigo con el tribulum (trillo), instrumento primitivo construido de tablas con incrustaciones de cuarzo y que animales de tiro arrastraban en círculo sobre la mies.
De 1940 a 1944 el rendimiento medio del trigo fue de 999,5 kg. por hectárea, y el del maíz de 941 kg. Una vaca lechera producía anualmente alrededor de 500 litros como promedio y una oveja 2,5 kg. de lana. Hacia los años 50 las aldeas aún carecían de electricidad, de agua y de instalaciones sanitarias, culturales y sociales.
La reorganización socialista de la agricultura se aplicó en tres direcciones: la colectivización voluntaria de las tierras con la formación paulatina de cooperativas; el equipamiento técnico de esas cooperativas gracias a subvenciones, a créditos a largo plazo concedidos casi sin interés y a la creación de parques estatales de máquinas y tractores; la transformación radical de las características sociales de la vida campesina.
El proceso de creación de cooperativas culminó hacia 1956, cuando la mayoría de las explotaciones individuales se transformaron en granjas cooperativas. Con la cooperativización, una parte de la mano de obra pasó a ser "superflua". Este fenómeno se aceleró cuando los instrumentos primitivos utilizados hasta entonces fueron a dar a los museos. Gracias a la industrialización del país, que ha generado una urbanización creciente, la mano de obra así liberada ha sido aprovechada en la producción.
Más del 65% de la población vive actualmente en las ciudades, en comparación con un 25% en 1944; la población rural activa no supera hoy el 20%.
Durante el decenio 1960-1970 se amplió la reorganización técnica de la agricultura. La urbanización progresó a ritmo veloz. Ese proceso multiforme, guiado por objetivos económicos, políticos y sociales convergentes, ha provocado cambios en el sistema de administración y de gestión del país. Es así como en el marco de 29 departamentos se han constituido 291 conglomerados. Dentro de estas líneas generales las 854 granjas cooperativas unificadas han sido reorganizadas en 290 complejos agrarioindustriales.
Todos los complejos agrarioindustriales de un departamento forman una unión departamental agrario-industrial; el conjunto de esas uniones departamentales constituye la Unión Nacional Agraria e Industrial. La Unión tiene categoría de ministerio, sin que por ello sea financiada por el presupuesto del Estado, y su funcionamiento no excluye los principios tradicionales del sistema cooperativo.
Hoy día ese sistema integra estrechamente en un todo la agricultura búlgara y las diferentes ramas industriales (construcción mecánica, industria química, industria de transformación, etc.) así como las diversas organizaciones científicas. La Academia de Ciencias de Bulgaria, con su red nacional de institutos científicos y de estaciones experimentales, y las escuelas secundarias y superiores de agricultura son miembros de la Unión. Todos los organismos miembros de esta Unión conservan sus derechos como personas jurídicas, disponen de autonomía financiera y de fondos sociales y producción de reserva. El progreso científico y tecnológico, vinculado a las formas colectivas de organización del trabajo, se incorpora así a la agricultura socialista y el trabajo del agricultor se convierte en una forma particular de trabajo industrial.
Máquina vendimiadora en una viña de Bulgaria
La agricultura búlgara ha alcanzado el nivel de rendimiento propio de los países más avanzados. En 1982, por ejemplo, la producción media en kilogramos por hectárea para diversos productos fue la siguiente: trigo, 4.666; maíz, 5.771; tomates, 29.908; remolacha azucarera, 27.284; pimientos, 17.189; patatas, 11.706. Bulgaria produce ya más de una tonelada de cereales por habitante. En la actualidad, el consumo anual por habitante es de 216 kg. de pan, 61,2 kg. de carne, 21 kg. de grasas vegetales y animales, 170 kg. de leche y productos lácteos, 35 kg. de azúcar y productos azucareros, 204 huevos.
La explotación agrícola individual puede alcanzar también buenos volúmenes de producción. Pero lo que caracteriza el desarrollo de la agricultura socialista es la transformación radical de la vida social y cotidiana de los agricultores. Esta transformación se traduce en los siguientes logros: aumento considerable del nivel de vida; modernización completa de la vivienda y del equipamiento doméstico (incorporación de aparatos electrodomésticos, radio, televisión, automóviles); aplicación, tanto para los hombres como para las mujeres y los jóvenes, del principio de a igual trabajo igual remuneración; unificación del régimen de seguridad social y pensiones de los agricultores, los obreros industriales y los empleados (las mujeres comienzan a recibir la jubilación a partir de 55 años y los hombres a partir de 60); gratuidad del servicio médico y de la enseñanza para todos; por último, la arquitectura y la vida comunal cultural y social de todas las aldeas de Bulgaria se han modernizado. Esas aldeas cuentan hoy con bibliotecas públicas, salas de cine y casas de cultura que preservan y enriquecen las tradiciones del arte popular. Las aldeas se comunican con el resto del país a través de una vasta red de carreteras y vías férreas y mediante comunicaciones telefónicas, telegráficas y de radio y por modernos servicios postales.
La imagen de la aldea perdida y aislada del mundo sólo subsiste actualmente en los libros y en los museos. En muy breve tiempo, la Bulgaria socialista ha sabido resolver el antiquísimo antagonismo entre la ciudad y el campo.
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